Los discursos de carácter escatológico siempre me han supuesto una dificultad. Pero quizás la providencia nos coloca este pasaje a la luz de los atentados de París y sobre los que, salvo mi pesar, no voy a comentar pero que nos sirven de pretexto para entender el pasaje de hoy en clave de presente, porque de algún modo nuestro sol se ha oscurecido y las estrellas no cesan de caer del cielo. Y aunque cada cual puede interpretar la imagen como quiera, el juicio de nuestros días tiene mucho que ver con la política, la diplomacia, la venta de armamento y lo lejos que quedan algunas situaciones, que en cambio nos sobrecogen a 1000 kilómetros de distancia y en suelo europeo. Aunque no nos coge desprevenidos, ¿verdad? Esta situación la llevamos viendo por televisión día tras día.
Pero, ¿aprendemos de la higuera? ¿En clave de qué puedo interpretar el verano? Quizás en clave de lo que estamos recogiendo a causa de la necesidad del mundo, de la preeminencia de la religión, del terrorismo por doquier, de los intereses económicos. Y si vivimos así es porque realmente interesa, y si atravesamos esta crisis también es por interés, y si sube o baja la vida, el petróleo o la bolsa, las acciones, los réditos, el IBEX… por interés, porque es el fruto que nos está dando la higuera.
Hoy sólo quisiera dejar esta reflexión, para que cada cual pueda extraer sus conclusiones, expresar su sentir, decidir qué hacer… porque cuando caigan estos frutos ¿Qué le quedará a la humanidad?
Cristo…?
Dios.
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