LUCAS
6, 39 – 42: También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un
ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no está por
encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo
sumo llega al nivel de su maestro. ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu
hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del
ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca
primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la
astilla del ojo de tu hermano.
Si ser ciego lo reducimos a dejar de ver, o a no ver, esta clarísimo que lo
somos todos. Bueno, salvo el choque que producen algunas noticias o imágenes
que despiertan la sensibilidad del corazón de las peronas, pero sólo un
poquito. La imagen de Aylan copó portadas y primeros lugares en los telediarios
de todo el mundo, hoy es un recuerdo pasajero de una situación que sigue
viviéndose a diario. Con aquel chiquillo sirio que aparecía en estado de shock
en una ambulancia tras sufrir los efectos de una bomba tuvimos un episodio parecido
y duró lo que duró, nuevamente. Igual nos pasa con los refugiados, que ya han dejado
de ser la noticia que era. Pasa con Ukraina, hoy en conflicto pero ya como un
poco abandonados a lo suyo. Ocurre en África, o acaso han dejado de practicar
la ablación, o acaso ha dejado de existir Boko Haram?
Como sociedad estamos prácticamente ciegos si no vemos las cortinas de humo
que se levantan para distraer nuestra atención de la realidad, de cuanto ocurre
y sigue ocurriendo, de los derechos humanos vulnerados, de las situaciones de
exclusión, de explotación… Se nos desvía, además, con tonterías de un calibre
bárvaro: desde el caso Lewinsky, hace ya años, al caso Soria, más actual. Y
nuestra atención perdida en la letra grande.
Ocurre también en la política, ciegos que guían ciegos, aunque de ese tema
ya hablamos mucho. Pero seguimos votando y creyendo en este sistema democrático
que ya no es capaz de ofrecer alternativas. ¿Cambiará algo, sea quien sea el
que gobierne, si en todos hay mentira, corrupción, hambre de poder...? Claro
que no! O quizás nos conformamos con mantener algunos derechos sociales.
Ocurre con el sistema bancario, que siguen aprovechándose de la situación,
quebrando y cobrando, enjuiciando y denunciando a los pobres ciegos que
seguimos teniendo que trabajar con ellos. Si nos cobraban la demora ahora resulta
que también nos cobran la cuenta corriente. Y no importa que se les recupere
con nuestro dinero, que además ese dinero sirva para pagar comisiones, que
salgan Ratos o Blesas, tarjetas black o fondos buitre que, para el caso, no
importa mucho porque en un mundo ciego te quitan hasta el bastón.
Pero… vivimos en un tiempo donde caben las propuestas, las iniciativas… Sacar
la astilla es recuperar muchas cosas: la libertad, la dignidad, el ser humano,
la vivienda, sanidad… Porque si todo lo van quitando esto es porque todo,
gracias a Dios, vuelve a estar por conquistar.
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