El misterio de la autoridad con la que hablaba Jesús podríamos tratar de explicarlo de esta manera: no es que Jesús hablara más fuerte o de forma más solemne, sino que lo que distinguía el hablar de Jesús a la forma de los demás era que mientras Jesús hablaba hacía suya las Escrituras. En aquel tiempo en el que nadie hablaba con propiedad sino que se referían a la interpretación de un rabino u otro, Jesús irrumpe hablando de sí y distinguiéndose de relacionar lo que habla de cualquier interpretación. Por ello, cuando Jesús habla lo hace con autoridad y esta apropiación provoca toda esa serie de preguntas entre unos y otros porque esa doctrina no la había dado ningún rabino.
Hoy, leyendo este pasaje han venido a mi cabeza nombres como: Copérnico, Galileo, Kierkegaard, Lutero, Pascal, Aristóteles, Platón, Ellacuría, Casaldaliga, Bonhoeffer, el actual Francisco… como algunas personas que, al igual que Jesús, también han provocado en el seno de los grandes gobiernos o de los grandes dictadores todas esas preguntas que surgen cuando aparece alguien lo suficientemente valiente como para decir la verdad y vivir la fe a pesar de la gran fuerza que tiene en su contra. Su autoridad viene de su vida misma, de su actitud y de la convicción de sus ideales, nace de ese mismo Espíritu que se posó en Jesús cuando en la sinagoga de Nazaret leyó el pasaje de Isaías: para dar libertad a los cautivos, para devolver la vista a los que no ven…
Siempre que surge esta voz o cada vez que la historia vive este mismo episodio, se consigue un cambio, un hito, otra dirección. Pero de esta irrupción de algunos nos queda a nosotros también la posibilidad de apropiarnos de la autoridad, de la palabra, de la sensibilidad y de la realidad para con nuestros actos en lo cotidiano vivir esa otra alternativa. Somos voz en el barrio, en el trabajo, en la escuela… y también lo somos en oposición a la opresión, a la injusticia, al hambre o al castigo que sobre esta sociedad ejercen estas escuelas de poder.
En aquel tiempo hablaban según la escuela del rabino tal o según la escuela del rabino cual y en este tiempo, parece que vivamos lo mismo cuando decimos lo que el partido x o el partido y. La radio, televisión, prensa, internet están bañados de la doctrina de unos y de los otros que, a pesar de sus gamberradas y de dejar a personas en la calle, siguen presentándose y valiéndose de una estructura de poder. Hablan aquí y allá en un meeting con un presupuesto del que podrían comer muchos y vivir otros y ya sea con bandera de izquierdas, o de derechas, lo cierto es que ya no son la opción.
¿Qué nos quedará a nosotros si no conseguimos que en la política y en la banca lleguen a preguntarse, quienes son estos ciudadanos que hablan como si tuvieran autoridad?
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