Mateo 12.1-8 Los discípulos recogen espigas en el día de
reposo: 1Por
aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado. Sus discípulos tenían
hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y
comérselas. 2Al ver esto, los fariseos le dijeron:
¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado. 3Él
les contestó: ` ¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y
sus compañeros tuvieron hambre?´ 4Entró en la casa de Dios, y
él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les
permitía a ellos sino sólo a los sacerdotes. 5¿O no han
leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir
en culpa? 6Pues yo les digo que aquí está uno más
grande que el templo. 7Si ustedes supieran lo que significa:
"LO QUE PIDO DE USTEDES ESMISERICORDIA Y NO SACRIFICIOS ", no
condenarían a los que no son culpables.8Sepan que el Hijo del Hombre
es Señor del sábado.
Bien podría
llamarse este pasaje: Jesús devuelve al hombre su dignidad, aunque los
redactores, aquí, han querido destacar más la problemàtica propuesta en el día
de reposo judío. Deberíamos entonces escribir a cerca de la ruptura del “sabbath”?
Por supuesto, pero no es nuestra intención. Creo que es mucho más importante
ver cómo Jesús reclama para el hombre, que se le devuleva lo que es en esencia,
libre.
Todo parece indicar, como vemos a lo largo del
evangelio, que los redactores del evangelio seleccionaron estas situaciones del
sábado para ilustrar como Jesús confrontaba y trataba con los líderes
religiosos, sectas y tradiciones del Talmud. Las buenas nuevas de Jesús eran
distintas del legalismo y ritualismo de las tradiciones Judías (véase Mateo 5:21-48).
Y para la comunidad cristiana, proponer la novedad de Cristo era para
devolverle a mujer y hombre su importancia y primacía en cuanto creación
amorosa de Dios.
La esencia de la vida está en el ser humano. La clave cristiana está en el
ser humano. Y Dios se encarnó en Jesús por amor a este ser humano. Y no hay
mayor verdad que esta: que Dios creó al hombre por amor, para que este fuera
capaz de amar.
Pero el hombre pronto se olvida de aquello para lo que está llamado, y
entreteje una complicada telaraña de formulismos, de leyes, de preceptos… Ahora
no puedes caminar más de tantos metros, ni arrancar espigas en sábado, ni sanar
el día de reposo… En definitiva, torpezas que nos impiden amar al otro. Pues
qué es más importante dirá Jesús: la misericordia? El amor? O una formula?
Piensa ahora, cuando antepongo mi trabajo, cuando lo primero es el dinero,
cuando encuentro cosas más importantes que dedicarle tiempo a mi hijo, cuando
llegar a un sitio impide dedicarle algo de mi tiempo a quien lo necesita… Y
estoy diciendo que todo esto es más importante que la vida humana, que mi
salud, que mi familia, que mi misma intimidad? Y cuántas cosas hay en mi vida
que me privan de mi, que me sujetan al sabbath y que las veo normales?
Nos olvidamos del hombre, estos mismos judíos se olvidaron del hombre.
¿Qué
es el hombre? Dirá el salmo 8, pero
¿Quién es el hombre para que te acuerdes de
él?
Es mi familia diría Dios, es mi hijo, mi hija. Y ¿Quién es el hombre para
que tú, hermano, o hermana, te olvides de él? O qué es el ser humano para que el
whatsupp, el teléfono, o intenet puedan ser un vínculo mayor que el propio ser
humano. En cuántas ocasiones mi actitud me deshumaniza, y no sé en qué me
convierto. Me olvido de esa declaración de Jesús, me olvido de ese clamor de
Cristo: Tú, eres más importante que todo.
Y me invita a romper con estas actitudes que son como aquellas tradiciones.
Si supierais qué quiero, dirá, no sacrificios. No sacrifiques tu vida, no
prives a tu libertad. No condiciones tu ser humano, lo que eres. Tu identidad
es también un don precioso de Dios, y Dios te la ha dado por algo, eres único,
eres única, no pierdas nunca tu unicidad. Si el amor de Dios se manifiesta a
través de ti, lo hará siempre por cómo eres, no por lo que pretendes ser, o por
lo que te has olvidado de ser. Jesús reclama al ser humano: recupera lo más
esencial de ti mismo, no permitas que te condicionen, porque lo más importante
es la persona. Eres tú!
Misericordia, Quiero misericordia, no sacrificios.
Vuelve tu mirada al ser humano, vuélvela con amor. Mírate, ves al espejo, lávate
la cara, sonríe y mírate. Tú eres el sábado, el sábado no eres tú.
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