Juan 1, 43 - 51: En aquel tiempo,
determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, ciudad
de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien
escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo
de José, de Nazaret.»Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo
bueno?» Felipe le
contestó: «Ven y verás.»Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué
me conoces?» Jesús le
responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera,
te vi.»Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el
Rey de Israel.» Jesús le
contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver
cosas mayores.» Y le
añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y
bajar sobre el Hijo del hombre.»
Todo 5 de enero
trae consigo, en esto de creer, un componente de ilusión. Ilusión para los más
pequeños que esperan la vista de los “reyes” y, también, para los más mayores
que, aún sabiendo el trasfondo de la noche, viven con emoción la sonrisa de sus
hijas y de sus hijos. También, claro está, quienes no los tienen y que
igualmente sienten un cosquilleo especial en la boca del estómago. Tenga lo que
tenga de consumismo, lo cierto es que estamos ante una de aquellas tradiciones
que guardan un sabor especial, entrañable, familiar y de generosidad. Hoy y
mañana veremos muchas obras de acción social, muchos hospitales que podrán dar
sus regalos a quienes en otras circunstancias no podrían, campañas de recogida,
de acercamiento, visitas a personas sin recursos... Este año, si cabe, podríamos
acercar estos presentes a Jesús:
1) Oro, para que no
se tenga que desahuciar a nadie más, ni en este país, ni en ningún lugar del
mundo. Que todas las familias tengan acceso a una vivienda según sus
posibilidades, según sus ingresos, según su situación. Que no se vuelvan a
repetir escenarios en los que la policía, o la policía judicial, termine
arrancando a una persona de su domicilio, con lo puesto, y con la frialdad de
enviarlo al raso. Que se propongan ya unas políticas de acción social
solidarias, unos alquileres adecuados, mayor protección frente a la usura, la
banca, la precariedad...
2) Incienso, para que, seamos cristianos,
musulmanes, judaizantes, budistas, indúes... nos conformemos como una humanidad
capaz de quemar como olor grato, aromàtico, como fragancia de amor. Que ese
olor derrumbe barreras, ideologías, confrontaciones, deseos de prevalencia,
imposiciones, dogmas, verdades... Que podamos respetarnos más, que podamos
acercarnos más, que no cesemos en nuestra voluntad de cohesión, de
entendimiento, de diálogo...
3) Mirra, para
establecer jardines, para que el mundo recupere el verde, para que la
naturaleza deje de sufrir, para que bajen los índices de contaminación, para
que remontemos la situación de la vegetación, de las selvas, de los hábitats
naturales (sean en tierra o en mar). Que podamos tomar conciencia de la
necesidad de hacer un planeta sostenible, de renovar energías, de procurar una
alimentación sana, de mejorar los abastecimientos en países necesitados, que
llegue a nuestro corazón un deseo de procurar el desarmamento en aquellos
lugares custodiados por señores de la guerra...
Que este año,
nuestra ofrenda de oro, incienso y mirra, venga desde el deseo expreso de
transformarnos y de transformar la realidad tocante a nosotros.
Por último, agradecer estas más de 10000 visitas que ha habido a lo largo del año. Gracias
La transaformación de la realidad es el tema strella en los evangelios. Siempre hay una necesidad y una respuesta de Jesús que rompre con la norma Judia. Cuando era hijo de un carpintero, obrero con su padre José, hacia casas y estaba en contacto con una realidad social. Cuando lo llama Dios para la misisón, todo lo que ha aprendido con su padre José, que es mucho, lo utilizará en la predicaión del Reino de Dios. El mundo de los obreros por el Mundo del Reino. Los primeros los pequños, los pobres, los marginados son lo que tienen un lugar junto a Dios Amor.
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