Lucas 2, 16 - 21: En aquel tiempo,
los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel
niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se
volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo
como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño,
y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su
concepción.
Acabamos de
traspasar el año nuevo, todavía con el recuerdo de esta noche, de lo que
cenamos, de la compañía, del calor de la velada, incluso del baile después de
las campanadas, la música y el regreso a casa, no muy tarde. Hoy, pues,
comenzamos a caminar en este 2016 del que queremos dar buena cuenta. Quizás sea
todavía ese momento de hacer un poco como María, reflexionando en el corazón
sobre lo vivido y lo por vivir, o quizás ya tengamos esa meditación hecha y hoy
corresponda, como en aquel octavo día, ponerle nombre (a este año de la
misericordia). Todo lo aprendido, vivido , gastado, experimentado, acertado o
fallado durante la concepción, entendiendo los pasados años, toca ahora
nombrarlo, y ésto es no sólo identificarlo, sino asumirlo.
Por tanto, tenemos
ahora unos días todavía para ir aposentando las cosas, para recolocar el
cuerpo, las relaciones, los intereses, los deseos, las opciones... porque el
tiempo, que no se detiene, ha dejado ya la complicidad del cambio de fecha y
nos propone, de entrada, otro itinerario. Entonces, si a caminar... habrá que
coger fuerzas, calzarse adecuadamente, vestirse para la andadura y disponer el
cuerpo y el corazón para no vernos desfallecidos a las primeras de cambios. Que
hay cuesta de enero, pues a subirla...
Pero por otro lado
llamaré a la ilusión, pues todavía nos quedan jornadas de encuentros antes de
terminar estas fiestas. Vienen aún días especiales para unos y para otros, a lo
lejos podemos ver una estrella y si nos fijamos bien veremos unas siluetas de
Oriente, cada vez más cercanas, más próximas. ¿Quiénes serán?¿Qué querrán?¿A
dónde irán?
Antes de crecer, de
repente, para meditar les propongo ser como niños (o niñas) estos días. Antes
de llegar a conclusiones, a planes, a direcciones... hagámonos como los
pequeños, vivamos lo que queda con ingenuidad, con esa tierna esperanza, con la
sonrisa que esboza una sorpresa, o con los nervios y una noche en vela.
Todo empieza! Feliz
2016.
Jesús tiene una frase que la repite constantemente. Ven i sigueme.
ResponderEliminarHoy ha nacido aquel que con el paso del tiempo será la piedra angular de la fe. Nosotros humanos queremos seguir sus pasos y sentimos que estos dias son los que más nos gustan, cuando el invierno silencioso nos hace escuchar más el susurro del viento, las gotas de lluvia en el tejado o el silencioso caer de la nieve. Como los pastores esperemos que llegue el ángel y nos diga que ha nacido cerca de aquí un niño y que està en pañales. Como nosotros.