Lucas 1, 26 - 38: A los seis meses,
el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,
a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la
virgen se llamaba María. El
ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo.» Ella se
turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas,
María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás
a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del
Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: «¿Cómo
será eso, pues no conozco a varón?» El
ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de
Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada
hay imposible.» María
contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
Escuchando, viendo o simplemente parando el oído a lo que nos rodea, a la
actualidad más virulenta, ayer dieron la cifra de cuatro mil niños y niñas que
viven en situaciones absolutamente deplorables en el campo de Idomeni. Bien,
podemos llamarlo campo, zona de refugiados, lugar de asilo… que cada cual le
ponga el nombre que desee. Lo cierto es que lo llamemos como lo llamemos uno no
puede dejar de preguntarse qué ocurre con la dignidad del ser humano, con las
condiciones de vida digna, con el libre tránsito de personas, con el derecho de
asilo, con… sí, con la Declaración de Derechos Humanos que, otra vez más, lejos
de responder a las necesidades del ser humano, queda en papel mojado. Y un
papel mojado directamente podemos tirarlo a la basura.
¿Se imaginan qué debe ser leer un pasaje como el de la Anunciación en
Idomeni?¿Qué sentido pueda tener? Europa bien podría ser la imagen de esta
Isabel, que era estéril, como lo fueron otras grandes mujeres del Antiguo
Testamento, como también lo fue Israel. Europa es hoy la más estéril de las
entidades, organizaciones, uniones de estados que existen. Lo es por su
incapacidad de tener hijos, porque cuando los tiene, los confina en estos centros
que se llaman de refugiados pero que no son más que una triste acampada en
donde las condiciones de salubridad escasean, como el agua, la comida…
Estéril, Europa, porque no eres capaz de tener hijos. Porque cuando los
tienes procuras pactos con otros países a fin de que ninguno de ellos pise tu
preciada sociedad del bienestar, que muere, irremisiblemente por la codicia de
los bancos y de las entidades. Porque no sólo allí haces eco de tu esterilidad
sino que la propagas entre ciudadanos que viven la pobreza energética, la
morosidad, el desahucio, la falta de ayudas sociales…
Europa, ¿Qué dices de ti misma? Porque ni Merkel, ni Holland, ni Rajoy, ni
los gobiernos, ni el FMI, ni Tsipras, ni las izquierdas, ni las derechas… hacen
de ti un lugar en el que podamos vivir unidos, trabajando por una sociedad más
justa, más equitativa, más igualitaria. Y por más que podamos conseguir, por
más lucha social, por más derechos adheridos… tiras piedras contra ti misma.
El pasaje de hoy termina con un rayo de esperanza, porque para Dios no hay
nada imposible. Él es capaz de hacer que la estéril dé a luz a un hijo, a una
hija. Pero Dios te deja libertad y en esa libertad pierdes tu fecundidad,
porque la escondes, la condicionas, la segmentas y quieres darla a cuenta
gotas. Sí, recesión.
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