LUCAS
10, 1- 9: Después de esto, el Señor escogió a otros setenta
y dos para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde
él pensaba ir. «Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros.
Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo. ¡Vayan
ustedes! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven
monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino.
»Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.” Si hay allí
alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá.
Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el
trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa. »Cuando entren
en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan. Sanen a los enfermos que
encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.”
El pasaje se enmarca en un tiempo y una cultura
muy determinada, el evangelista usa recursos y ejemplos del momento en que
ocurrieron los acontecimientos y a nosotros, hoy, muchas de estas situaciones
que se escriben en los evangelios nos resultan distantes, lejanas, incluso
incomprensibles. Nos separa la historia aunque nos une la fe y del Cristo
histórico al Cristo interior se suceden los siglos y las interpretaciones, las
unas enriqueciendo a las otras. Todo ello en el seno de una comunidad distinta
según el territorio en que se viva esa experiencia de Jesús. El evangelio de
Lucas, como los demás, recoge en escritura una tradición oral que fue
transmitiéndose de unos a otros hasta llegar al editor del relato, que una vez
compila todos los datos, escribe toda esta relación de acontecimientos que
vienen a resumir una idea determinada en Jesús, constituido como Reino de Dios
y como esperanza a los seres humanos.
La idea figurativa de Jesús, aun siendo la misma,
se presenta en muchas formas de entendimiento según el autor o los autores.
Existe el reflejo de Marcos, de Juan, de Mateo, de Pablo, de Lucas y de los
diversos autores de los textos, que han querido transmitir una experiencia de
fe definitiva como testimonio de la voluntad salvífica de un Dios que, en
esencia, se revela para amar, perdonar y para liberar. Los ejemplos que se usan
o las situaciones que se representan, en ocasiones, no llevan a expresar el
100% de un momento histórico cierto, más bien conducen a un reclamo existencial
con el que quieren participar cada uno de ellos a sus respectivas comunidades o
conjunto de comunidades. De ese modo, en los evangelios, se sucede la historia
y la intención conjuntamente. La intención del autor humano se une a la
intención del autor divino y ambas son inseparables.
Así nos encontramos con un pasaje como el de hoy,
un relato que podríamos espiritualizar de muchos modos: poneos en camino, rogad
al dueño de la mies que mande obreros a la mies, como corderos en medio de
lobos, está cerca de vosotros el Reino de Dios… Aunque también podríamos no
hacerlo y leer este pasaje como la transición de un momento a otro dentro del
suceso de Jesús y sus discípulos. Es decir que, como cada día, podemos llevar
esta palabra, o no, a nuestro corazón y dedicarnos a meditar cómo está bajo la
perspectiva de un texto del evangelio.
Sea como fuere, sirva o no para mirar nuestro
interior, que sea palabra no quiere decir que sea cierto. El texto es
susceptible de muchas cosas, entre ellas de ser construido por el autor
definitivo, no por Jesús. Pero la obra espiritual, lo que el texto transmite y
cómo lo acojo en mi corazón sí que es susceptible de verdad y me conduce a
ella. Es entonces cuando trabaja en mi la obra regeneradora de Dios en Cristo y
cuando la experiencia de Jesús se hace vívida, independientemente de los
trances históricos.
Hoy atiendo que el evangelio no siempre permite
una experiencia piadosa a mis situaciones, no siempre trasciende hacia lo
espiritual porque también depende de mi percepción, de mi estimulación y de
cómo acojo, o no, la palabra. Sea como fuere no hay que perder la intención del
texto, que por un lado es humana aunque por el otro sea divina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario