Mateo 10, 16 - 23: En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por
eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de
la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y
os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis
testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis
de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que
tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro
Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los
maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los
matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se
salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que
no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del
hombre.»
Aunque se trata de un mensaje con destino a la comunidad de Mateo, que
debía estar atravesando todo tipo de dificultades, también podemos llevar este
mensaje de hoy a nuestro tiempo, a la vida política, porque leyendo lo que
leemos a nadie escapa hacer un guiño a la actualidad política, llena de
trampas, de corrupción… o al poder judicial, hoy en manos de los poderes
fácticos y de los intereses económicos. Nadie sabe de qué manera pero está
claro que los hilos se van moviendo a discreción sin que nosotros podamos hacer
nada. Sí, nos dejan votar, nos dejan invertir, nos permiten ir a los tribunales
y reclamar nuestros derechos… pero en realidad tan sólo nos dejan vivir en la
superficie del entramado social, que verdaderamente sigue oprimiendo sociedades
de cualquier lugar, ahogando países en deudas que son imposible de devolver…
incluso vendiendo la protección oficial a los fondo buitre.
Los hermanos entregan a los hermanos y los padres a los hijos… Hoy
entregamos a los hermanos y hermanas de Siria y demás países a Turquía, los
inmovilizamos y los tratamos como seres humanos de segunda, les obligamos a
vivir en la inmundicia, en la miseria, en la pobreza… mientrasa sus pies queda
aquella presunta Europa del bienestar. Europa es hoy una madre que entrega a
sus hijos e hijas, que los desnuda, que se desentiende de ellos. Ahí el caso de
Ukraina, por ejemplo.
Quizás llegaremos al punto en que los hijos se rebelen para matar a los
padres, encaminados vamos porque, de un modo u otro, finalmente la sociedad
tendrá que responder. Y hablo de Europa, porque esto ya ocurre en Mexico, en
Brasil, en Venezuela… o por toda África, enredada en un conflicto étnico
avivado por el armamento de sus vecinos del Norte.
¿Y qué tenemos que decir los cristianos? El evangelio nos dice que no nos
preocupemos por qué decir porque el Espíritu Santo pondrá palabra en nosotros,
pero bien es cierto que hay que hablar, actuar, rezar, compormeterse, trabajar…
Porque el Espíritu Santo pedirá primero que nosotros pongamos la actitud, que
iniciemos el camino, que nos propongamos marchar hacia adelante, retando a las
instituciones, luchando por la vida, provocando al opresor, denunciando los maltratos
sociales… Pues, digamos, hablemos, reflexionemos, actuemos, vistámonos para la
ocasión, que lo merece.
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