LUCAS
9, 49 – 50: —Maestro —intervino Juan—, vimos a un hombre que
expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de
impedírselo. No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra
ustedes está a favor de ustedes.
La verdad es que aunque muchas veces hablemos de lo malo que hay en el
mundo, de la crisis, de las guerras, del hambre o de la problemática de la
vivienda, en este mundo se sucede una enorme cadena de actos buenos, de
acciones maravillosas que demuestran que es posible creer en esta humanidad,
sea cual sea su origen, religión, cultura… porque lo que más tenemos en común
los seres humanos es la respuesta contra el dolor, que nos conmueve, y contra
la injusticia, que nos sacude. Claro, siempre quiero más, pero hoy tengo que
ser consciente de toda la ayuda que se está vertiendo en el mundo para
agradecerle a Dios, o a Alá, o a buda, o al corazón, qué más da… lo importante
es el bien!!
De un tiempo hacia acá se ha despertado la conciencia colectiva con muchas
de las realidades que la azotan, y si hace un tiempo se luchó para conseguir
los derechos fundamentales, o para abolir la esclavitud, o para que la mujer
empezara a asomar la cabeza, ahora es el turno de otras tantas peleas como la
pobreza, la ecología, la inmigración…
El evangelio de hoy, más adelante, nos dirá que si alguna parte de nosotros
es ocasión para el mal que la arranquemos, y aunque por motivos de espacio no
la he copiado, ese es el fin del movimiento del bien: arrancar la maldad. Por
tanto, si la banca o la política viven de la corrupción, de la usura, de los
desahucios, de las comisiones y si encima tienen que ser rescatados con un
dinero que después falta a las personas… arranquemoslo!! Porque están taponando
el bien que hay. Que necesitamos un sistema bancario? Pues acudamos a la banca
ética. Qué necesitamos del entramado político? Que se refunden los partidos y
que se creen mesas de solidaridad, de proximidad y de cohesión social. Pero
arranquemos de nuestro cuerpo, que es la vida, el mal que hoy ocasionan.
El movimiento natural tiene su fundamento en el bien, lo antinatural tiene
su fuerza en el mal. Lo natural se dirige a favor de las personas, de su
felicidad, de su libertad, a favor del amor, de la cordialidad, de la
generosidad y de la convivencia; lo antinatural ustedes lo ven cada día en su
televisor: y para no irme al extremo quisiera centrarme en lo más cercano, que
recursos como la luz y el agua (necesarios y primeros) y sus subidas, su
encarecimiento… absolutamente antinatural.
Vamos a ver lo bueno, lo extraordinario, lo maravilloso, lo que hace que en
este mundo podamos sentirnos orgullosos de ser personas, lo que nos une y
aquello que merece la pena amar. Y no impidamos a nadie que quiera hacer el
bien que lo pueda hacer, apoyémoslo, vayamos con él, sonriámoslo… porque a esos
no están contra nosotros. Pero actúen, peleen, ruboricen, manifiéstense contra
quienes realmente están contra nosotros, porque hacen el mal, ARRANQUENLOS!