LUCAS
6, 39 – 42: También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un
ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no está por
encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo
sumo llega al nivel de su maestro. ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu
hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo
puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”,
cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca
primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la
astilla del ojo de tu hermano.
Creo que ni en el mejor de los casos podía, hoy, el evangelio coincidir
tanto con la realidad y con la celebración que, cada once de septiembre,
tenemos en Catalunya. Con sólo leer el pasaje uno puede imaginarse la situación
política que vivimos entre gobierno central y opción independentista: la
presión mediática, la inexistente inestabilidad entre catalanes y españoles,
los casos recientes de corrupción que salpican al ciudadano… Parece como si
desde las filas del gobierno central quisieran quitarnos, a los catalanes, la
astilla. Hipócritas! Pues para justificarse ante la población utilizan la viga
de la prensa, de la televisión, la presión judicial, las investigaciones y
denuncias, las evasivas, al ejército o la provocación… y aunque mucho se ha
escrito, lo cierto es que todo proviene de la misma chistera: ¿acaso puede un
ciego guiar a otro ciego?
Lo importante para nosotros, que somos los que cada día tenemos que luchar,
sudar, trabajar, comer y vivir, es saber (o aprender) a traspasar esa viga que
la política, y el poder, pone en el ojo de cualquiera. Pero para ello hace
falta claridad, hace falta empezar aceptando que delante de nosotros existe una
gran viga: sea ideológica, sea religiosa, sea de raza, sea económica… con esa
falta de visión el ser humano se aparta de lo que realmente importa, y
prescinde de la realidad, de su percepción, para dejar que otros medios entren
en su opinión, o decisión. Eso es ceguera amados, estamos no sólo atados de
pies y manos sino que además no podemos ver, quizás pronto tampoco podamos
oler, puesto que la oída también se halla contaminada.
¿Y qué ocurre? Bien, fíjense, estamos en el hoyo. Hace años que la sociedad
estaba siendo preparada para caer en el hoyo y ahora, que algunos despuntan,
habrá que aprender a salir de él, siempre que ustedes quieran (por supuesto).
La crisis, la corrupción, la falta de oportunidades, el desempleo, la hambruna,
la inmigración… menudo hoyo! Ahora, estén seguros de que esos ciegos que nos
guían no viven dentro del hoyo y, además, si saben leer e interpretar verán que
cada día se asoman para decirnos que nos dejemos, hermanos, quitar la paja del
ojo.
Este once de septiembre es día de libertad y en el grito de la gente, en su
reivindicación, no hay más que un momento en que parece que somos capaces de
quitarnos la viga que ponen delante de nosotros, aunque sea un momento. Para
algunos las reivindicaciones, o las manifestaciones, se han de prohibir. Tienen
miedo. Tienen pavor a que ustedes recuperen la vista, el olfato, la oída, los
sentidos. Si recuerdan, hace unos días leímos aquel pasaje en el que Jesús
decía al sordo EFATA! ABRETE! Recuperen esa cita, ese pasaje, ese texto y
llévenlo a su corazón y a su vida. Abran sus ojos!
Feliz Diada a todos.
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