MARCOS
13, 24 – 30: «Mas por esos días, después
de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las
estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán
sacudidas. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran
poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos
a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. «De
la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan
las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis
que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no
pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
Los discursos de carácter escatológico siempre me han supuesto una
dificultad. Pero quizás la providencia nos coloca este pasaje a la luz de los
atentados de París y sobre los que, salvo mi pesar, no voy a comentar pero que
nos sirven de pretexto para entender el pasaje de hoy en clave de presente,
porque de algún modo nuestro sol se ha oscurecido y las estrellas no cesan de
caer del cielo. Y aunque cada cual puede interpretar la imagen como quiera, el
juicio de nuestros días tiene mucho que ver con la política, la diplomacia, la
venta de armamento y lo lejos que quedan algunas situaciones, que en cambio nos
sobrecogen a 1000 kilómetros de distancia y en suelo europeo. Aunque no nos
coge desprevenidos, ¿verdad? Esta situación la llevamos viendo por televisión
día tras día.
Pero, ¿aprendemos de la higuera? ¿En clave de qué puedo interpretar el
verano? Quizás en clave de lo que estamos recogiendo a causa de la necesidad
del mundo, de la preeminencia de la religión, del terrorismo por doquier, de
los intereses económicos. Y si vivimos así es porque realmente interesa, y si
atravesamos esta crisis también es por interés, y si sube o baja la vida, el
petróleo o la bolsa, las acciones, los réditos, el IBEX… por interés, porque es
el fruto que nos está dando la higuera.
Hoy sólo quisiera dejar esta reflexión, para que cada cual pueda extraer
sus conclusiones, expresar su sentir, decidir qué hacer… porque cuando caigan
estos frutos ¿Qué le quedará a la humanidad?
Cristo…?
Dios.
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