JUAN
6, 41 – 48: Entonces los judíos comenzaron a murmurar contra
él, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo.» Y se decían: «¿Acaso no es
éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es
que sale diciendo: “Yo bajé del cielo”?» —Dejen de murmurar —replicó Jesús—. Nadie
puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el
día final. En los profetas está escrito: “A todos los instruirá Dios.” En
efecto, todo el que escucha al Padre y aprende de él, viene a mí. Al Padre
nadie lo ha visto, excepto el que viene de Dios; sólo él ha visto al Padre. Ciertamente
les aseguro que el que cree tiene vida eterna.
Cuando uno empieza a leer el texto, y mirando a nuestra sociedad, parece
como si inconscientemente estuviéramos en el plató de mujeres y hombres, o de sálvame
de luxe, o de cualquier otro reality en el que murmurar, difamar o
desprestigiar… se ha convertido en el mayor reclamo televisivo en España, y
supongo que también en muchos otros lugares del mundo. Ha sido una escalada
paso a paso de más de diez años en el que el concepto de privacidad, o de vida
pública, han cambiado absolutamente. Lo que antiguamente se decía de los
pueblos pequeños, que todo se sabía, o que se chismorreaba mucho, ahora se hace
a escala global y como lo más normal del mundo. Igualmente con internet, que es
una plataforma para conocer la vida, obra y milagros de cualquier persona.
Hoy es noticia cómo las empresas llegan a seleccionar o rechazar a un
trabajador accediendo a su facebook, a su cuenta de instagram, o a su twitter.
Lo que antes sólo podía hacerse a nivel laboral llamando a las antiguas
empresas en las que estuvo el candidato, ahora está al alcance de un click. Y
cuando alguno, o alguna, quiere presentarse en cualquier lugar, según su
perfil, sus videos, sus mensajes… lo exponen a la misma murmuración con que
aquel gentío despreciaba a Jesús: ¿acaso no es esta la que sale haciendo…?¿no
es éste el hijo de aquel que anduvo diciendo…? ¿No conocemos su ideología, su
tendencia sexual…?
Por no irme a la opinión pública, a las campañas para acceder a senador, a
juez, a presidente… O por no hablar de muchas otras realidades en las que la
crítica o la murmuración conviven porque unos y otros no saben aceptarse,
complementarse, entenderse…
Habrá quien dirá que la Biblia, o que Jesús, no pueden enseñarle nada, yo
pienso que sí, que son una fuente a la que poder acudir para analizar la vida,
la sociedad, el momento. Tenemos el problema y también tenemos la solución,
tenemos la dinámica y también la esperanza, y tenemos la cruz y también la
resurrección. Dejen de murmurar dirá Jesús, como hasta el día de hoy también
nos susurra que dejemos de hacer muchas cosas. Comer de Jesús es comer de un
solo cuerpo, como así también es para nosotros comer de la misma realidad, de
la misma materia. Es abogar más por la unión, caminar dándonos la mano,
ofreciéndonos los unos a los otros: ven y come de mí.
Podemos continuar actuando como caníbales, que se comen los unos a los
otros. Podemos cambiar la tendencia y comer del cuerpo de Cristo, y beber de su
agua que es manantial de vida, y podemos regenerarnos en la esperanza del amor.
No busquen devorarse, no se maten a bocados, dejen de murmurar.
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