María se nos presenta en este texto como una buena judía, que narra la experiencia
del encuentro de salvación entre Dios e Israel desde el tiempo de la promesa a
Abraham, el gran patriarca. El texto no es una simple oración, es un pasaje
cargado de teología, meticulosamente redactado y que Lucas nos propone como
preámbulo al nacimiento del Bautista y de Cristo. María, como será luego
Zacarías (padre de Juan), es presentada como ejemplo de creyente, quizás también
como arquetipo de Israel. Dios regresa su favor a dos mujeres, dos primas, que
en sus vientres han acogido a dos profetas y a un Hijo de Dios.
María ha sido muchas cosas a lo largo de la historia, desde un modelo de
creyente a una madre ejemplar, una mujer decidida, fiel, amorosa, sufrida…
María ha traspasado nuestro formato del tiempo para hacerse presente en cada
persona que, de un modo u otro, refleja cualquiera de sus actitudes. Claro, no
sólo hay que fijarse dónde podemos ver el reflejo de Jesús sino también dónde
actúa otro Bautista, un Pablo u otra María. Si María es un arquetipo, lo es
porque cada uno de nosotros puede (de algún modo) representarla. Veo a muchas
mujeres siendo María, aunque también veo a algunos hombres.
Yo creo que no está nada mal que a uno le puedan decir que es como María, ¿verdad?
A muchos os corresponde repetir el mismo papel que la madre de Dios hizo en la
cruz acogiendo a Juan. Muchas sois madres de estos Juanes que se presentan en
el camino, o que nos presentan en el camino. ¿Qué haríamos si no existiera este
papel de acogida? Y a la vez qué ministerio tan bonito el de ir aumentando la
familia, siendo finalmente madre de muchos, y muchas. No a todo el mundo se le
puede confiar una vida, así que felices vosotros María a quienes os confían a
otro Juan.
Igualmente el mundo necesita a muchas que, como María, guarden todas las
cosas en el corazón, incluso las que no entienden, porque saben que aun en las
cosas que les son desconocidas deben aprender a confiar. ¿Hay mejor manera de
entregarse a un hijo, o a una hija, que acogiendo lo que son en nuestro
corazón? No es fácil, no resulta sencillo esperar en el corazón cuando vemos
que nuestros hijos se han lanzado al vacío, han dejado la carrera, se han
separado de nosotros… en las dificultades convivo con muchas María, que me
enseñan la virtud de acompañar desde el corazón.
Es un vínculo especial, quizás una gracia, pero tengan hoy presente esta
capacidad de ser madre de un hijo que todos tenemos; pueden ser de los que
acogen, de los que ensanchan su casa, o pueden ser de los que guardan las cosas
en el interior (confiando en Dios), como ustedes deseen sean María.
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