MATEO
6, 1 – 6 / 16 – 18: Cuídense de no hacer sus
obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así,
su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando
des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les
aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a
los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para
que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto,
te recompensará. Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les
encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que
la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa.
… Cuando
ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus
rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que éstos ya han obtenido
toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la
cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino sólo ante
tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto,
te recompensará.
Hoy es uno de esos días especiales que ya nos conducen hacia el mes de
abril, con el gesto de la ceniza se escenifica una voluntad de conversión para
iniciar uno de los caminos que nos llevan a la Pascua. Año tras año,
repetidamente, la gente es movida a una actitud más de recogimiento, de
penitencia o de interiorización en la que la Palabra de Dios se acoge con la
voluntad de que meditándola cambie, transforme, nuestra vida. Es el deseo de
acompañar ese itinerario de Cristo y que terminará con la resurrección del
Señor.
Si hoy sólo me dirigiera a la comunidad cristiana pediría, hoy, que los
mismos gestos que significan el ayuno, la oración, la limosna… en nosotros,
sean también presentes, y visibles, tanto a nivel eclesial como a nivel social
por aquellos que son ministros, presidentes, pastores, obispos, parlamentarios…
que siendo parte del poder no muestran, para nada, su cristiandad. Mientras
escucho con estupor las pagas de la familia real, de los diputados o de los ex presidentes,
y demás, que fichan por las hidroeléctricas pienso en qué bueno sería tener un
ejemplo vivo dentro de esa maraña del poder.
¿Es compatible la oración y el ayuno con la actitud de ellos? Probablemente
sí, pues nadie queda excluido en su relación con Dios, aunque en ningún modo
cumplen su voluntad cuando viven enriqueciéndose o participando de la
corrupción en cualquiera de sus formas, desde Urdangarín a Monedero, porque
nadie puede servir a Dios y al dinero. Así, mientras Dios llama a la limosna el
dinero llama a robar, mientras Dios quiere compartir el dinero no quiere
repartir. Y en esta relación de actitudes hay una separación entre la voluntad
de Dios y la voluntad de ellos. El testimonio que recoge la sociedad está
sucio, dañado y no es confiable. Por un lado hoy habrá cobertura de ceniza, de
piedad, de cambio y por el otro cobertura de color, de quinientos, de dos
cientos y de cien.
Debajo de todo este clima de borrachera, algunos nos preparamos para
examinar el corazón, en qué nos hemos equivocado, a quién hemos fallado, qué
necesito cambiar… y todo ello seguido a obras de misericordia que nos recuerda
la obra de Cristo (dar de comer al hambriento, sanar al enfermo, dar vista a
los ciegos…) que desea devolverle al ser humano su dignidad. En el horizonte un
deseo de mejorar y de participar del don de Dios.
Pienso que hoy los papeles entre ministros y celebrantes se tendrían que
invertir y deberían celebrar los fieles y recibir los ministros. Este año, a
las obras de misericordia de estas
personas, que son santos de Dios, debería seguir la misma actitud primero de la
Iglesia y, segundo, del poder. En este periodo de cambio parece coincidir el
calendario electoral y con él la posibilidad en nosotros de votar una u otra
propuesta. Pero OJO! Que mientras unos se dirigen a la vida con actitud
penitencial, otros se dirigen a la vida con ánimo electoral, que vergüenza que
los recursos de unos sean para las personas y los de los otros para un altar,
una tarima y un discurso vanal.
Tanto da cómo se llamen, si de izquierdas o derechas, si de centro,
monárquicos o republicanos, independentistas o no, con mayor o menor cartera
social, si para el trabajador o para el empresario, con unos u otros lo cierto
es que si algo cambia será el tamaño de su bolsillo, a nosotros nos queda el
corazón. Pero gran pena que vivan embrujados de poder, borrachos de fama,
cazados por ley porque no van a poder vivir esta proximidad con Jesús, la proximidad
de la pobreza, del suelo, del Amor.
Que podamos hoy guardar ese silencio de preparación, que podamos alejarnos
del ruido, que podamos entrar en la habitación y cerrar la puerta, acercarnos a
Dios.
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