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jueves, 25 de octubre de 2018

MARCOS 10, 46 TEN COMPASIÓN DE MI

 MARCOS 10, 46 – 52Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: —¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. Así que llamaron al ciego. —¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. —¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.


Nos encontramos hoy ante uno de esos pasajes cuyo destinatarios son los discípulos, aquellos que anduvieron con Jesús y aquellos (y aquellas) que hoy también seguimos ese camino. En este caso se nos presenta un ciego cuya enfermedad le hacía estar fuera del camino, al lado dirá el texto, entendiendo como ese estar al margen la situación de rechazo sistemático que sufrían los enfermos en la época de Jesús. Por ello, la primera acción que suscita la gracia de Cristo es llamar a este Bartimeo para que desde el margen regrese a la senda del camino, figurando como camino la misma vida. Hoy podemos prefigurar a este ciego a la realidad de mucha gente mayor que vive el abandono de sus familiares, por ejemplo, pero… ¿Quiénes somos nosotros para dejar a cualquier persona al margen de la vida?

Nuestra primera parada del día la hacemos reflexionando acerca de aquellas realidades que son excluyentes, aquellas otras en las que se vive un rechazo y todas aquellas en las que se atisba abandono. Como comunidad, como gente que se ama, debemos procurar que las personas vivan dentro de la franja de ese camino y no en los márgenes, como invisibles. Es de ley devolverle al ser humano su dignidad.

Pero más allá de la imagen de la marginalidad de este Bartimeo están los discípulos, como dijimos en el principio, estos discípulos que increpan al ciego cuando empieza a gritar al Maestro. En el pasaje vemos como el evangelista contrapone la actitud de proximidad de Cristo con el despropósito de los suyos que hacen como de muro infranqueable, como dificultoso el acceso a Jesús. La intención del autor es la de hacernos ver que aquellos que son realmente ciegos son los discípulos, que son incapaces de ver, de intuir, la misericordia que el Cristo tiene con los seres humanos y esta será una tónica que acompañará muchas veces al grupo del Nazareno.

Me gustaría dejar un apunte: que si Dios es Misericordioso es porque en el mundo hay alguien, alguna persona, que necesita de su misericordia.

Este es el año de la misericordia, que debe convertirse para nosotros en un bien inagotable y que jamás debemos dejar de hacer. La misericordia es capaz de vencer muchas batallas, muchas situaciones, muchos rencores y muchas situaciones de marginalidad o de abandono. Sin misericordia seríamos tan sólo una manada de lobos, que como en los negocios se van devorando unos a otros, quizás terminaríamos cayendo en canibalismo. Pero de Jesús aprendemos a vivir en esa misericordia, en ese amor, aunque nos cueste, aunque suponga hacer un esfuerzo.

El Reino de Dios, que en el Antiguo Testamento venía con poder se ha transformado en un Reino que viene haciendo misericordia. Que seamos capaces de transmitir esa simiente de amor, atrayendo a nuestros hermanos hacia el camino.

LUCAS 13. LES DIGO QUE NO

 LUCAS 13, 1 – 5En aquella ocasión algunos que habían llegado le contaron a Jesús cómo Pilato había dado muerte a unos galileos cuando ellos ofrecían sus sacrificios. Jesús les respondió: «¿Piensan ustedes que esos galileos, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás?  ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan. ¿O piensan que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.»


Podemos leer en el evangelio que muchos judíos todavía buscaban en el castigo, o en la enfermedad, la razón por la que Dios se apartaba de las personas. Si eras un pecador, si eras un enfermo, si un pobre, o si un crucificado… tu causa estaba perdida ante Dios, pues el Todopoderoso se había apartado de ti, y tú quedabas por injusto apartado de toda gloria. Pero, ¿acaso cualquier desgracia viene por deseo de Dios? O ¿podemos culpar a Dios del mal en el mundo?

Estamos, quizás, ante uno de los más grandes dilemas del ser humano de todos los tiempos, pero cuestiones a parte Jesús quiere acercarnos aquí una visión en conjunto de la humanidad: y es que todos somos iguales, igual de pecadores e igualmente amados por Dios, así que hay que empezar a dejar al margen teorías como las de la Retribución, pues ante Dios ya no hay justo o injusto sino hijos e hijas amadas, si lo quieren de otro modo familia. Dios no ha venido a vengarse sobre la humanidad sino que Dios ha querido comunicarnos la salvación y acercarnos hacia ella.

Este es el quid de Cristo, que podamos ver a Dios como un Padre, como aquel Padre de la parábola del hijo pródigo, o como aquel pastor que se va en busca de la oveja perdida… y para ello nos acercaremos a descubrir, en parábolas, cuál es el corazón de Dios (para que no tengamos dudas). Así el evangelista propone un rechazo a las viejas ideas preconcebidas de un tirano poderoso que habita en las Alturas y que vuelca de juicio la tierra para aproximarnos al primado del amor, en el que Dios no se hace insensible al sufrimiento.

Pero hay que pasar por el arrepentimiento, claro! Hay que pasar por entender que en muchos casos hacemos las cosas mal, y que por tanto hay que tener en la vida una disposición de perdón. Este Dios Misericordioso quiere que recapacitemos, que nos demos cuenta del dolor que somos capaces de infligir y que pidamos perdón, que deseemos ser perdonados, que ansiemos la transformación de nuestras vidas. No con un corazón endurecido sino con un corazón de carne que podamos escuchar latir, moverse, bombear sangre (que es vida). La sensibilidad del ser humano pasa por el arrepentimiento, y el arrepentimiento pasa por la capacidad de amar.

Arrepentirse es dar un giro y el mundo es lo que necesita, porque ese giro vendrá a situarnos más cerca del sentir del Padre, más próximos al pensamiento del Hijo y más acordes a la presencia del Espíritu Santo. Y no es que un arrepentido sea mejor persona que otro porque todos somos iguales, solo que quien se arrepiente se hace con un pedazo de Dios y con ese pedazo es capaz de cambiar la historia.

martes, 23 de octubre de 2018

LUCAS 12, 39. VIENE EL LADRON

  Lucas 12, 39 – 48: Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.» Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?» Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más.


El discípulo es uno de los temas recurrentes que atraviesan los evangelios. Cómo es? Qué se espera? Qué necesita?... son preguntas a las que cada evangelista responde en función de la comunidad en la que viven. Todos los evangelistas coinciden en la fidelidad, en el seguimiento a Cristo y en la necesidad de la vigilancia. Al discípulo, en Lucas, se le entrevé una actitud nueva respecto de la espera escatológica, que está descubriendo la importancia del tiempo. El estímulo escatológico está desapareciendo y es necesario alentar la vigilancia, la tensión de la espera. Algo que estos meses, por ejemplo, cobra actualidad en muchos lugares del mundo en los que se procura que la población no pierda el interés por la política, o la economía. La espera escatológica se ha convertido en la espera político-económica y el seguimiento a Cristo, que pena, se ha tornado ya una rareza.

La preocupación de los evangelistas era la de motivar a sus comunidades, como la ocupación de los profetas era llevar al pueblo una Palabra de Dios. Ahora la preocupación de nuestra Iglesia dónde vive? Dónde está? Si cuando más necesitamos de su posicionamiento sólo sabe callar. Y salvo excepciones por el mundo, que prosiguen con su voz profética y de denuncia, la Gran Institución calla y otorga a las presiones de los poderosos un silencio de complicidad en este ataque masivo a las libertades y a los derechos fundamentales de un ser humano mermado, herido, agotado y masacrado.

Más aún, porque verdaderamente me sorprende que ante un mundo que se manifiesta, que sale a la calle en contra de una guerra, en contra del terrorismo, a favor de la paz, por una u otra opción nacional… no tenga una macro, macro manifestación de cristianos y de cristianas que pidan un cambio total y absoluto en su modelo de Iglesia y en la forma en que ésta ha perdido su capacidad como seguidora de Cristo.

Hay veces que se escucha la voz de los ultra-montanos, de los más recalcitrantes, de la banda conservadora pero… ¿qué ocurre con nosotros, con los otros?¿por qué no salir a la calle para reclamar una vivienda digna, un salario digno, un mejor cuidado por el ecosistema o un compromiso de amor hacia el mundo que nos alberga? ¿Dónde está nuestra capacidad de escándalo? ¿Dónde nuestra voluntad como comunidad? ¿Hay alguien ahí?

LUCAS 12, 49. DIVISION

 LUCAS 12, 49 – 53»He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla! ¿Creen ustedes que vine a traer paz a la tierra? ¡Les digo que no, sino división! De ahora en adelante estarán divididos cinco en una familia, tres contra dos, y dos contra tres. Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra.


Particularmente este pasaje me encanta este pasaje. Aquí no sólo el furor de Cristo sino también el furor de todos nosotros, que como el maestro estamos llamados a prender el mundo, porque si alguna cosa necesita y más en este tiempo es nuestro calor, nuestra fuerza, nuestra luz y nuestro amor. Fuego, amados, fuego es lo que estamos llamados a dar a la realidad, a lo cotidiano, pues la vida en la esperanza de la salvación es un furor que se contagia, que se desea y que se transmite, sea personal o comunitariamente. Y fuego, porque en esta vida todavía tenemos que consumir, que abrasar algunas realidades, algunas situaciones de intolerancia y de opresión que permanecen latentes, creyéndose a salvo.

Fuego es lo que tenemos que comunicar ya desde las catequesis, porque la llama de la esperanza y del amor hay que encenderla con la vida, y no hay más vida sino en los pequeñines y en los jóvenes que están comenzando a vivir su fe, porque su llama tiene el toque especial de la virginidad, de inocencia, incluso de ingenuidad. Si les dices que lleven fuego no te preocupes, porque eso harán.

Fuego es lo que tenemos que ofrecer en cada eucaristía, en cada celebración, cada vez que nos encontramos como comunidad, alentándonos entre los miembros, colaborando con las necesidades de cada uno y las del barrio, o la ciudad en que vivimos. Sirviéndonos, acompañándonos, ofreciéndonos y amándonos como imagen de un cuerpo místico, de algo genuino y verdadero que crece en el corazón de nuestra vida en común y que, de un modo u otro, nos permite establecer vínculos profundos, fuertes, de amor.

Fuego hay que llevar a los campamentos de refugiados, y a las calles de nuestra ciudad, pues ahora más que nunca vemos cómo ya la lluvia y las temperaturas hacen estragos entre mayores y pequeños. A ver si de una vez conseguimos tener todos conciencia de esta necesidad de siempre, que haya personas sin techo, sin abrigo, sin comida. Ya quisiera que las imágenes que nos acompañan interpelaran a nuestra vida, y si deseo alguna cosa, es que pueda morir viendo con mis propios ojos cómo el mundo se vuelve solidario con la dureza de la calle.

El deseo de Jesús es que ojalá el mundo entero estuviera ya ardiendo, y ese deseo se repite y se repite porque en el mundo todavía hay lugares que permanecen helados, fríos. Que empecemos ya este otoño a llevar calor a cada hogar que está en el corazón.

domingo, 21 de octubre de 2018

LUCAS 12, 32. PEQUEÑO REBAÑO

 Lucas 12, 32 - 48: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»


¿Qué otro mensaje puede haber para quienes confiamos en Cristo que éste de: no temáis? Aunque, claro, si nosotros podemos poner esta confianza tan grande en el Cristo también es a causa de la sitaución, más o menos cómoda, que vivimos en una parte del mundo. A nosotros, pues, nos corresponde coger el punto de responsabilidad que el hecho de no temer lleva incluido. Bien, nosotros no tememos, ahora hay que procurar que el otro rebaño, más grande, tampoco tema. Y para ello hay que revestirse de humildad y de solidaridad, de entrega y de trabajo para poder cubrir y erradicar la política del miedo y del terror que imperan en muchos, en muchos, lugares del mundo.

Vemos, así, las situaciones de Siria, de África, de Dominicana, de México… más lejanas. Aunque también vemos las de Niza, Bélgica o Alemania, Barcelona… más cercanas. Allí, aquí, tenemos la responsabilidad de procurar que el mensaje de no temor cobre una verdadera significación. Allí, aquí, es donde cada día la fe sufre un remolino de situaciones que pueden hacerla quebrar en cualquier momento. Aquí, allí, hay una necesidad de luz porque entre sus fronteras sólo se abre una niebla de oscuridad, de incertidumbre y de temor.

Velar, pues, cobra un sentido de imperiosa actualidad. Velar, hoy, tiene que ver con poner todo el empeño en salvaguardar los rebaños, las personas, su integridad, su vida, su libertad. Velar, así, tiene un sentido de responsabilidad política mundial. Velar tiene que ver con mejorar los planes de actuación, las políticas de ayudas, la contaminación, el miedo al terrorismo, la explotación… Velar es cuidarnos.

Velar, también, es llevar nuestras lámparas a los lugares que necesitan luz, claridad. Porque una luz, aún la más tenue, consigue transmitir este deseo nuestro de acompañar a quienes más lo necesitan. Y está claro que en este tiempo la necesidad nos abruma porque no sabemos qué hacer. ¿Y eso es una excusa? Por supuesto que no, debe alentarnos a trabajar más por encontrar soluciones, motivaciones, vías…

Hoy el evangelio nos llama a cuidar, como rebaño pequeño, de aquel otro rebaño más grande. Hoy, a quienes no temen hay una llamada de transmisión de su no temor. Hoy, por tanto, hay una llamada a la acogida, porque acompañarnos no sólo es humano sino también parte del evangelio.

sábado, 20 de octubre de 2018

MARCOS 10, 35. LO QUE TE PEDIREMOS

 MARCOS 10, 36 – 42Se le acercaron Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo. —Maestro —le dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. —¿Qué quieren que haga por ustedes? —Concédenos que en tu glorioso reino uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda. —No saben lo que están pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo, o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado? —Sí, podemos. —Ustedes beberán de la copa que yo bebo —les respondió Jesús—y pasarán por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí concederlo. Eso ya está decidido. Los otros diez, al oír la conversación, se indignaron contra Jacobo y Juan.



Pongamos nuestra atención, hoy, a la petición de los hermanos Zebedeo y veamos más que la petición de los dos discípulos, la respuesta de Jesús: “eso ya está decidido”. Claro, desde nuestro tiempo y con el conocimiento teológico que tenemos es posible entender mejor la respuesta que el evangelista pone en boca de Jesús, y es que ni Cristo necesita sentarse en el reino celestial, ni para Dios hay derecha o izquierda. Dios es Omnipresente, esto significa que está en todas partes y por tanto sin nuestra limitación espacial, ni arriba, ni abajo, ni a izquierda, ni a derecha, sino en todos lados. Igualmente Jesús resucitado y glorioso ocupa respecto al Padre la misma esencia y por ende el mismo lugar. En cambio, para la mente humana, la necesidad de colocarse en un lado o en otro tiene una connotación de poder. Si Cristo se sienta a la derecha de Dios es porque como heredero tendrá todos los derechos del Rey. Por tanto, sentarse a derecha y a izquierda del Hijo supondrá el acceso a algún título de nobleza.

Ya está decidió porque desde el principio de todo convive la Trinidad, y cohabitan cada uno compartiendo una misma esencia, aunque siendo personas distintas (es lo que llamamos hipóstasis: la forma de diferenciar las tres personas de la Trinidad). Aunque esta concepción no existía en la fecha de redacción de los evangelios ni en tiempo de Jesús, obviamente. El destino escatológico de estos discípulos no será compartiendo la misma esencia de Dios, sino que será como hijos en el Hijo, como coherederos de la salvación que es en Cristo por participación en el bautismo. Por tanto, este pasaje tiene algo de catequesis bautismal, de mensaje escatológico y de apunte trinitario.

Jesús nos asegura con su respuesta el destino escatológico de la humanidad, que es la salvación, pero desatiende todo intento de posición de poder porque si recordamos, en otros pasajes Jesús dirá que para entrar en el Reino de Dios hay que ser como niños: y los niños, en tiempo de Cristo, eran los criados de los hermanos mayores y de la familia, por eso es necesario ser como un niño, porque la vida en Dios no debe entenderse como una posibilidad de mando sino como una propuesta de entrega y servicio.

Concluyo, además, lo que en el principio ya estaba dispuesto era la relación amorosa entre las personas de la Trinidad, que ya convivían antes de todos los tiempos. El mundo, nuestro mundo, todo lo creado proviene de esta relación de amor primera y divina que siente la necesidad de comunicarlo. Si esta relación de amor se hubiera quedado en la Trinidad, no hablaríamos ni de entrega, ni de salvación, ni de redención… porque su amor sería egoísta. Pero como Dios ha querido amar y comunicar su amor, ha penetrado en la humanidad por medio de la encarnación para comunicar desde el plano celeste el Plan de salvación. Y en este misterio no hay nadie diferente, porque ya sea libre o esclavo, rico o pobre, mujer u hombre, en Cristo todos somos iguales.

viernes, 19 de octubre de 2018

LUCAS 12, 1. A LA LUZ

 LUCAS 12, 1 – 4Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, o sea, de la hipocresía. No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas. »A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más.




Cuando uno decide salir a la luz, y ocurre siempre, debe saber que va a tener que afrontar sus tinieblas, porque precisamente cuando alguien se quiere iluminar va a dejar expuestas sus carencias. Pero eso no es nada malo cuando está en mí el deseo de que esas insuficiencias se vayan resolviendo, porque lo que estoy pidiendo es ayuda en mis enfermedades. Pero si en lugar de mostrarme como soy, aún desnudo, lo que quiero es jugar con la mentira, escurrirme en las oportunidades, o en la bonanza de las personas, o en el aliento del tiempo, me estoy equivocando por completo porque a la luz mis planes se desbaratan en cuestión de segundos. Lo malo, amigos, no perdura ante la luz.

Nadie va a molestarse, a enfadarse, porque digas NO a las oportunidades, o a lo que nosotros o quienes nos aman creen que son oportunidades, trenes en la vida, porque si hay algún beneficio, será para ti. Entonces, si quieres permanecer en las sombras es mejor que te quedes en la oscuridad, en la complicidad de la noche, porque si te atreves a dar el paso, tú que duermes, hacia la luz( y la luz verdadera) no vas a encontrar artimaña, ni excusa, ni posibilidad, ni astucia que te pueda servir para evitar que te traspase tanta iluminación.

Es mejor correr hacia la verdad sabiendo que lo que soy quedará descubierto que tratar de hacerme de la luz engañándome a mí mismo. Lo que es bueno, al final, es bueno para ti y nosotros nos alegraremos, pero no es bueno para nosotros sino hay felicidad en ti. Haz lo que debes, vive como quieras, haz lo que te parezca pero cuando quieras venir a la luz, que sepas que vienes desnudo.

jueves, 18 de octubre de 2018

LUCAS 10. MARTA Y MARIA

 Lucas 10, 38 - 42: En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada Maria, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. 
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» 
Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.» 


Resultaría paradójico que hoy nos pusiéramos a hablar de la vida activa o de la vida contemplativa con la que tanto ilustramos este pasaje sin detenernos a hablar de otras cosas verdaderamente importantes en el mundo actual, pues en estos días anteriores Niza Y Turquía han vivido sendos episodios de violencia e intento golpista que reflejan otras tantas realidades de las que nadie escapa. Por tanto, permitidme hoy que haga otra comparación entre las dos hermanas que trascienda lo más típico.

Estamos acostumbrados a convivir con un cristianismo de tipo María, contemplativo, siempre a los pies de la homilía, de la misa, de la liturgia, del Vaticano… Es un cristianismo comprometido con lo religioso, practicante en cuanto al precepto y que vive la realidad más cruel con estupor pero desde una cierta lejanía. Por el contrario, tenemos a otro sector más de Marta, comprometido hasta el extremo, que viaja a los lugares en conflicto, que recorre las calles en respuesta a la acción social y que se muestra crítico con la realidad del mundo que nos rodea.

Hoy, entiendo perfectamente a esta Marta que reclama de su hermana ayuda. Claro, en nuestro contexto estoy convencido que Jesús no diría que María se queda con la mejor parte, porque una vida de absoluta contemplación termina siendo una vida pasiva con la realidad aunque activa en lo espiritual. Marta dice a estos y a estas, ayudadme! Ayudadme porque en el mundo cada día ocurren circunstancias que claman al cielo, que transgreden los derechos humanos, que afrentan contra el bien común, que cohartan la libertad, que suprimen las necesidades básicas del ser humano. Marta diría a María, vamos! No te quedes sólo a los pies del Cristo, no resida tu fe sólo en la vida espiritual sino que cálzate los zapatos porque hay que ponerse en camino, hay que correr (no caminar) porque el mundo apremia.

Marta nos indica que quedan muchas cosas que hacer, que corregir, que denunciar y por las que luchar. María nos recuerda que en el camino también tendremos que detenernos, que buscar la oración, que trabajar nuestra espiritualidad y que alimentar nuestra fe.

martes, 16 de octubre de 2018

LUCAS 11, 37. LIMPIAR EL VASO

 LUCAS 11, 37 – 41Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa. Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer. —Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro? Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes.



Esto de las apariencias es algo que molestaba, o presumimos que molestaba, al Señor, quien conociendo todo lo que ocurría en el corazón de las personas premiaba la honestidad por encima de las posibilidades, las habilidades, las capacidades de cada uno. Personalmente si alguna cosa me molesta y no puedo soportar es encontrarme delante de esta realidad. Más aún cuando esta realidad proviene de la comunidad, de la Iglesia o de los cristianos. Me puede, no consigo entender por qué la gente (y la gente más religiosa) puede ser tan complicada, retorcida o mal intencionada. Además, parece mentira, esta serie de personas están tan enraizadas en la realidad de la comunidad que nunca marchan, siempre están.

Cuando era pequeño, si algo me apartaba de los caminos de Dios era precisamente cuando veía esta actitud. Pensaba: ¿Cómo es posible querer aparentar amor, solidaridad, fraternidad… teniendo un corazón tan sucio, tan laberíntico? El tiempo, tengo que decir, no me ha dado ninguna respuesta y la paciencia, si es que tengo el don, tampoco me ha ayudado a mantenerme frío al respecto, cuando me topo con ellos la cosa nunca acaba bien. Y no me basta con la denuncia porque lo que no me gusta es tener que vivir con ellos, o que precisamente esté en ellos el dar, o no, entrada, cabida y lugar a miembros o nuevos miembros.

Sí, algunos siempre tienen una excusa a mano: es que soy así; Dios me transforma poco a poco; no es que mienta es que se me olvidan las cosas… Otros, en cambio, van camuflando sus intenciones: te quiero pero hago todo lo posible por fastidiarte; cuánto me alegro pero en realidad me muero de envidia… Supongo que todos tenemos experiencia de un modo u otro, y es que no conozco Iglesia, comunidad o familia que se libre de ellos.

Que mala es la apariencia, porque además el proceso interior de cada una de esas personas termina por ir destruyendo lo poco que les queda de felicidad, de alegría, de vida. Lo que hacen no les satisface, pero no tienen el valor de afrontar lo que les ocurre, piensan que podrán seguir alimentándose de los demás y dentro de poco descubrirán que ni la sangre les sacia. Son como vampiros, muertos tras una gran demostración de poder, oscuros a pesar de su inmortalidad, y que aun teniendo cuerpo su alma no refleja nada.

miércoles, 10 de octubre de 2018

LUCAS 11, 15. EXPULSA DEMONIOS

 Lucas 11, 15 – 20: Pero algunos dijeron: "Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú,  príncipe de los demonios." Otros,  para ponerlo a prueba,  le pedían una señal del cielo. Como él conocía sus pensamientos,  les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado,  y una casa dividida contra sí misma se derrumbará.  Por tanto,  si Satanás está dividido contra sí mismo,  ¿cómo puede mantenerse en pie su reino?  Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú. Ahora bien,  si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú,  ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan?  Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes. Pero si expulso a los demonios con el poder de Dios,  eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios.


Bíblicamente el Reino de Dios opera ya en la línea temporal histórica. Es decir, en nuestra propia vida y durante su vigencia. Los actos que Jesús va realizando, según la redacción de los evangelistas, especifica claramente el aquí y ahora de la realidad celeste dentro de la esfera temporal terrestre. Claramente el Reino ya se ha acercado porque las señales que el maestro de Nazaret hace atestiguan la vigencia del poder de Dios según ,además, estipulan las escrituras y los profetas. No hay, por tanto, duda de aquello que plenifica la opción de Cristo en Dios que son las mismas obras del Padre Eterno.

Muchas de estas obras han tenido, y tienen, una continuidad en el devenir del mundo cristiano y, por extensión, del mundo que vivimos. La mayor obra que habla del Reino ya instaurado es el amor, que jamás ha dejado de actuar y de mostrarse a la humanidad, incluso cuando las catástrofes han asolado el tiempo y el lugar del ser humano. ¿Alguien podría pedir alguna señal más grande que el amor? ¿Y si Dios es Amor… qué más prueba necesitamos para creerlo?

La solidaridad, el cuidado, la salida hacia el otro, la partícula espiritual que vive en nosotros, el anhelo de trascender, la paz… son los signos que acompañan al señorío de Dios, y de Cristo, entre nosotros. Es la total confirmación de la instauración del algo que se cumple en la humanidad y de lo que tenemos que aprender a saborear, a vivir, a gozar y a practicar. Siendo conscientes de que las promesas de Dios están entre nosotros y operan en nosotros y en los demás.

Pero este Reino de Dios sufre la violencia del Reino Económico globalizador, del neocolonialismo de las grandes potencias que acallan la obra divina en pos de la competitividad, del envenenamiento de la Tierra. Ellos hacen la política de la esclavitud y nos someten entre mecanismos que llaman democracias, bien común, ética de mínimos… Ellos también muestran sus señales, y tienen poder, y además gozan de cierta popularidad. Es el Reino del plástico, del petrodólar, de la desigualdad…

Y teniendo estas señales, qué haremos nosotros? Con quién o contra quién lucharemos? Seremos de los que procuran la paz o de los que fomentan el odio?

sábado, 6 de octubre de 2018

LUCAS 10, 17. PODER PARA CAMINAR

 Lucas 10, 17-24: En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron llenos de gozo y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre". El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo". En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!". 

LA sociedad constituye el hermoso mundo, a veces también difícil e incomprensible, donde vivimos. A raíz de la entrevista al Padre Ángel me vino a la cabeza la pregunta: ¿Qué es el pecado? Y lo digo porque tras dialogar con distintas personas sobre la entrevista hubo muchos que terminaron ahí su razonamiento. Y no lo digo con desprecio sino como eco de una educación cristiana, vieja, que conduce irremediablemente a pensar más en el desorden, la falta y la incomprensión que acercar posturas y reflexión ante la vida que se desarrolla.

LA historia ciértamente es caprichosa, propia de su momento determinado en que vivió. Nos guste o no, lo que se vive en el siglo XXI ya no es lo mismo que se vivió a principios o mediados del XX (por citar el siglo más cercano). Esto es, en cosas de Dios, que remontarnos en nuestro tiempo a las definiciones de pecado de San Agustín o Santo Tomas es como tratar de de abrir una puerta a golpes. Así la reflexión moral anterior, si bien nos sirve como base histórica, tiene necesariamente que ir evolucionando conforme pasos da la sociedad. Cómo es posible que hoy en los círculos religiosos se siga hablando de modernidad, secularidad… términos de hace 50 años?!?! Oigan, vivimos ya en los tiempos modernos y no puede ser que mientras el ser humano se configura cada vez más deprisa, la moral cristiana no sepa todavía en su conjunto actualizar ese software que configura al creyente, a la Iglesia y a a Dios.

Hoy no pensamos lo mismo que ayer, mañana no pensaremos lo mismo que hoy. Hay, por tanto, nuevas sensibilidades que dejan atrás las anteriores, que las superan y que permiten llevar la reflexión a cotas inimaginables. Cómo se hubiera entendido hace años esta paternidad/maternidad de Dios? Bien, el caso es que todavía algunos siguen sin entenderla.

Por tanto, hay que darle una oportunidad a la capacidad tanto de reflexión como de acción de la Iglesia y de sus miembros para que se reconstituyan en el marco de la vida, dejando atrás los viejos demonios que acompañan su pensamiento. Basta de tener una Iglesia siempre a remolque de los cambios sociales. Basta a esta Iglesia retrógrada que hincha de declaraciones la prensa amarilla. Basta de esta Iglesia que guarda má relación con la moral del medievo que con la necesidad del presente. Y Viva! Viva esta Iglesia valiente, integrada, solidaria y que demuestra cómo es posible convivir con el mundo y con sus necesidades.

¿En qué lugar creen ustedes que se habría posicionado Cristo? Para mí no hay duda alguna.

viernes, 5 de octubre de 2018

MATEO 7, 7. DAR LO BUENO

 MATEO 7, 7 – 11: »Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan! Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas.


Aun siendo cierto, no siempre ocurre que uno llame y le abran la puerta. Este pasado año hemos sido más testigos que nunca de cómo las personas que venían huyendo de guerras y hambre han llamado a la puerta de Europa y cómo ni se les ha dado, ni se les ha abierto. Dejando a muchas personas huérfanas de encontrar algo tan básico como el refugio.

Aun siendo cierto, no siempre ocurre que alguien busque y encuentre. Así leemos por ejemplo la situación laboral en muchos lugares del mundo. Un derecho tan básico como el del trabajo atropellado por los intereses económicos, por grandes factorías que pagan una miseria o por otras que, lejos de fomentar empleo, llevan su producción a lugares en los que se permite la explotación. ¿Querían pescado? pues tomen una serpiente.

Aun siendo cierto, por más que pidan no siempre les van a dar. Y si les dan algo, serán calabazas. Ahí tenemos la actual política mundial, que asedia al ciudadano, lo enfrenta, lo anula o lo destruye. En cambio ellos, los políticos, siempre pidiendo y con nuestro voto, a veces somos muy ilusos, siempre les estamos dando. ¿No es hora de parar?

Aquí los malos saben dar cosas buenas a sus hijos. Los buenos no pueden dar cosas a los suyos. No tiene algo de ilógica este mundo?

miércoles, 3 de octubre de 2018

LUCAS 9, 57. POR EL CAMINO

 LUCAS 9, 57 – 62Iban por el camino cuando alguien le dijo: —Te seguiré a dondequiera que vayas. —Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza. A otro le dijo: —Sígueme. —Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre. —Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús. Otro afirmó: —Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia. Jesús le respondió: —Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.



A la vista está que el evangelista pone en boca de Jesús palabras muy duras. Hay que dejarlo todo! Nosotros, que podemos pensar, entenderemos que para aquellas primeras comunidades, que estaban perdiendo la esencia de aquella primera noticia, necesitaban que los suyos fueran prestos a dedicarse al evangelio. Quizás en aquellos momentos no habría el furor de los llamados de los discípulos, que lo dejaron todo, y por ello Lucas decide tomar cartas en el asunto para presentarnos tal exageración: dedícate, primero, al evangelio. Habrá veces que en nuestra lectura encontraremos pasajes complicados, pues debemos entender las carencias de estas comunidades que, aprovechando el mensaje de Jesús, describen lo que les está ocurriendo a ellas.

¿Y nosotros? Bueno, imaginemos… viviendo como vivimos en este mundo cada vez más secular estará de más decir que no sólo enterrar a nuestros padres o despedirnos de ellos, sino que primero déjanos vivir la vida, ganar dinero, formar una familia… y finalmente, si lo vemos necesario, te seguiremos. Es una gran parte de nuestra realidad, que hemos dejado hace años la evangelización y que, por ejemplo, en las escuelas (en la formación) se ha desplazado a Cristo por una ética, y a esta ética por módulos de periodismo, sociología… Como si leyéramos una historia de Asterix, únicamente, en una pequeña región, viven unos cuantos cristianos que siguen bautizando a sus hijos, llevándolos a catequesis… y en esa pequeña región aún menos son los jóvenes que se confirman.

Claro, también exagero un poco! Pero es verdad, hemos desplazado nuestra necesidad de Dios, nuestra capacidad trascendente, y cualquiera se pone ahora a trabajar por el evangelio teniendo que pagar las letras del coche, del viaje de novios, los libros del cole, los recibos del agua y del gas… Tendríamos que decirle: Señor, déjame regularizar mi saldo, mis impagos, coger la baja unos días en el trabajo, llenar la nevera para los de casa, ponerme algo cómodo y, pronto, te seguiré.

Esas son nuestras prioridades, no hay que avergonzarse, no pasa nada. Nuestro mundo se mide por la capacidad económica de cada uno, su solvencia, su puesto de trabajo, cómo viste, cómo come… el evangelio ocupa uno de los últimos lugares, seamos conscientes. Pero aparquemos todas estas urgencias de nuestro tiempo y sentémonos para guardar unos minutos de silencio, a escuchar, ¿Qué es lo que me está pidiendo el alma?
¿Qué es lo que justo ahora estoy necesitando?
¿Por qué, a pesar de todo, hay vacío en mí?
¿Esto es lo que quiero?

Si te viene alguna pregunta, o si preguntándotelo necesitas las respuesta, el texto hoy cobra significado para nosotros: dejadlo todo, todo… padres o muertos… dejadlos, y seguid a Cristo, curad el alma, recobrad aliento y volved a la vida. Hay que empezar a girar esos valores, esas necesidades y volver a construir desde el evangelio hacia fuera, cuidando del corazón, cuidando del alma.

lunes, 1 de octubre de 2018

MATEO 18. VOLVERSE NIÑOS

 MATEO 18, 1 – 5En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. »Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí.


El texto podríamos decir que arranca desde el momento de la transfiguración, que para Pedro y Jacobo fue aquel momento esplendoroso de vestiduras blancas y en el que Jesús se mostraba poderoso. Desde ese instante, el evangelista nos muestra a un Jesús que hace una especie de descenso en caída libre hasta llegar, nuevamente, al plano de siervo. Aquella visión de Cristo con Elías y Moisés lleva a los discípulos a preguntarse ¿Quién es mayor en el Reino de los cielos? Recordando esta escena, podremos entender el pasaje conforme a los hechos de la última cena, cuando Jesús lava los pies a sus discípulos.

Lavar los pies tiene el mismo significado que acercar a los niños, porque en la antigüedad era el niño el que ejercía de servidor, de aprendiz… y no era considerado de valor. Lo que menos vale, diría Jesús, lo pongo delante de vosotros. El pastor D. Bonhoeffer nos deja una imagen más visceral, pero a la vez definitiva, de la enseñanza con la que Jesús quiso sobresaltar a sus amigos desde el campo de Flossenbürg. Allí, mientras los nazis asesinan a los niños, el teólogo alemán atisba la presencia viva de Dios, presente en aquellos que no valen nada.

Pienso ahora en un catalán, Pere Casaldáliga, que rehusó  varias veces trasladarse a Roma para la famosa visita ad limina, prefiriendo dedicar el dinero de su viaje a los necesitados de su iglesia. El trabajo y la dedicación de Casaldáliga con los campesinos y los indios de Brasil, pese a las dificultades que tuvo con la jerarquía episcopal, nos abre también los ojos al entendimiento de quiénes se vuelven como niños.

Ellos nos acercan la experiencia del amor a Dios a través, o por medio, o traspasando lo que nosotros muchas veces infravaloramos. No hay nada peor que unos padres que hacen sentir a un hijo que no vale nada, que su vida no tiene valía, o que sus sueños no sirven, o que no conseguirá, no podrá, no será…

Ayuden a los que son como niños a llevar adelante sus vidas, sus deseos, sus intuiciones, su vida misma. Sean para ellos como un padre o una madre amorosa capaz de hacer crecer de forma entrañable a esa criatura. Participen de sus colores, entren en sus dibujos, cenen con ellos en sus castillos, presérvenlos, guárdenlos, no tomen a nadie por valor.

El evangelio da una bofetada a esta sociedad en la que todo tiene un precio. Cuando parece que el sol y la luna han quedado relegados ante la Bolsa, que presenta y oculta el día; o cuando nos referimos a los seres humanos como individuos de primera, de segunda, o de tercera; o cuando las grandes empresas marcharon a trabajar donde se permite la explotación y allí donde se paga menos; o cuando es precaria la educación… traigan a los niños delante, pongan a los niños delante.

LUCAS 9, 49. HACER BIEN

 LUCAS 9, 49 – 50—Maestro —intervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo. No se lo impidan —les replicó Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.



La verdad es que aunque muchas veces hablemos de lo malo que hay en el mundo, de la crisis, de las guerras, del hambre o de la problemática de la vivienda, en este mundo se sucede una enorme cadena de actos buenos, de acciones maravillosas que demuestran que es posible creer en esta humanidad, sea cual sea su origen, religión, cultura… porque lo que más tenemos en común los seres humanos es la respuesta contra el dolor, que nos conmueve, y contra la injusticia, que nos sacude. Claro, siempre quiero más, pero hoy tengo que ser consciente de toda la ayuda que se está vertiendo en el mundo para agradecerle a Dios, o a Alá, o a buda, o al corazón, qué más da… lo importante es el bien!!

De un tiempo hacia acá se ha despertado la conciencia colectiva con muchas de las realidades que la azotan, y si hace un tiempo se luchó para conseguir los derechos fundamentales, o para abolir la esclavitud, o para que la mujer empezara a asomar la cabeza, ahora es el turno de otras tantas peleas como la pobreza, la ecología, la inmigración…

El evangelio de hoy, más adelante, nos dirá que si alguna parte de nosotros es ocasión para el mal que la arranquemos, y aunque por motivos de espacio no la he copiado, ese es el fin del movimiento del bien: arrancar la maldad. Por tanto, si la banca o la política viven de la corrupción, de la usura, de los desahucios, de las comisiones y si encima tienen que ser rescatados con un dinero que después falta a las personas… arranquemoslo!! Porque están taponando el bien que hay. Que necesitamos un sistema bancario? Pues acudamos a la banca ética. Qué necesitamos del entramado político? Que se refunden los partidos y que se creen mesas de solidaridad, de proximidad y de cohesión social. Pero arranquemos de nuestro cuerpo, que es la vida, el mal que hoy ocasionan.

El movimiento natural tiene su fundamento en el bien, lo antinatural tiene su fuerza en el mal. Lo natural se dirige a favor de las personas, de su felicidad, de su libertad, a favor del amor, de la cordialidad, de la generosidad y de la convivencia; lo antinatural ustedes lo ven cada día en su televisor: y para no irme al extremo quisiera centrarme en lo más cercano, que recursos como la luz y el agua (necesarios y primeros) y sus subidas, su encarecimiento… absolutamente antinatural.

Vamos a ver lo bueno, lo extraordinario, lo maravilloso, lo que hace que en este mundo podamos sentirnos orgullosos de ser personas, lo que nos une y aquello que merece la pena amar. Y no impidamos a nadie que quiera hacer el bien que lo pueda hacer, apoyémoslo, vayamos con él, sonriámoslo… porque a esos no están contra nosotros. Pero actúen, peleen, ruboricen, manifiéstense contra quienes realmente están contra nosotros, porque hacen el mal, ARRANQUENLOS!