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jueves, 15 de noviembre de 2018

LUCAS 17, 20. AQUI O ALLA

  LUCAS  17, 20 – 25Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: “Vedlo aquí o allá”, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros.» Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: “Vedlo aquí, vedlo allá.” No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.



Es algo realmente importante. Cada vez pienso más en que cada día podemos hacer presente el Reino de Dios aquí, en nuestra rutina, en nuestro día a día, en nuestro corazón o con nuestras relaciones, amistades, familia… ¿Cuántas oportunidades tenemos de hacer presente el Reino?¿Cuántas de ellas somos conscientes?¿Cuántas se nos escapan? Que importante hacernos con este texto de hoy que nos dice que no esperemos grandes señales, grandes prodigios porque el Reino ya se ha acercado y, en cierta parte, depende de lo que yo hago para instaurarlo en mi vida, en mi realidad, en mi presente. Si cada día es otra oportunidad para reencontrarme con la vida, ¿cómo no va a serlo para descubrir este Reino?

Claro, yo por lo menos no quiero pasarme el día malgastando momentos, encuentros y ocasiones para poder ponerme de rodillas y exclamar: verdaderamente aquí está Dios. Será que tengo la suerte de convivir con muchas personas que irradian algo del Padre, o algo del Reino, aunque estoy seguro de que todos y todas tenemos las mismas oportunidades para ver cómo la obra de Dios prosigue en nuestro mundo a pesar de la crisis, de los problemas, de la enfermedad… Y que al final del día puedo terminar por dar otro gracias, como el primero, porque hoy volviste a acercarte.

Soy optimista? Bien, la verdad es que no más que cualquiera de ustedes, o de vosotros, porque siempre hay cosas que nos sujetan al dolor, a la soledad… y uno no puede obviarlas. Pero sí me considero un privilegiado que es capaz de descubrir muchos momentos que, realmente valen la pena y que me hacen feliz. 

Seré breve, que no les pase la vida por delante y se queden sin descubrir el Reino, y a este Dios que pasa entre nosotros con tantas situaciones, de tantas maneras. Abran sus ojos, los ojos de la fe y los ojos del corazón, miren y remiren, busquen y lleven a sus vidas, cada día, un poco del Reino.

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