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viernes, 16 de noviembre de 2018

LUCAS 18. JUEZ INJUSTO

 Lucas 18,1 - 8: En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le im los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."» Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»


Si el evangelista nos remarca la importancia de no desfallecer en la oración, no lo hace a modo de mantener una rigurosa ascesis sino con el ánimo de hacer de nuestra vida un intensa y constante vida de oración. Y no de oración mecánica sino al modo de vida que nos enseñan los evangelios: a través de nuestro compromiso de amor respecto a la vida y respecto de Dios, con quien no nos comunicamos a través de la piedad sino por los cauces del amor.

EH ahí nuestra insistencia, que si nos hacemos como esta viuda, pesados, sea por nuestra actitud de compromiso con el ser humano, con el mundo y con el evangelio de Cristo. Porque siendo realmente insistentes es como conseguiremos cambiar estas estructuras empecatadas que viven en la economía, la justicia, el gobierno... O no hacen esto mismos los grupos de presión? Acaso el amor cristiano va a presionar menos que los lobys económicos? Puede haber un interés mayor que la justicia, la solidaridad o Cristo?

Leí un articulo publicado en La Vanguardia hace ya un buen tiempo en el que un ateo declarado hablaba de cómo la sociedad estaba llena de referencias religiosas y de cómo él entendía que se vivía una presión histórica y social respecto del cristianismo en el mundo occidental. Bien, no saben cómo me gustaría seguir leyendo artículos en este sentido porque ello significaría debate y diálogo con el mundo. No como ocurre hoy que estamos en un constante lamentarnos sobre cómo están las cosas, nuestras cosas mas bien.

Sin entrar en más detalles hoy les invito a dejar atrás el llanto y la auto compasión para entrar en la tesitura de esta viuda insistente. Hoy que nosotros tambien podemos sentirnos viudos respecto al mundo en el que vivimos. Hagámonos tan pesados que nuestra insistencia consiga quebrantar las estructuras de dominio para reconvertirlas en estructuras de caridad

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