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jueves, 29 de octubre de 2015

LUCAS 13, 31 TRABAJAR HOY Y MAÑANA

LUCAS 13, 31 – 33: En aquel mismo momento se acercaron algunos fariseos, y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte.» Y él les dijo: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén.



La verdad es que hay que quitarse el sombrero ante Jesús, y si muchas veces lo presentamos como caballero, como maestro, como piadoso o como profeta y taumaturgo, hoy (como diríamos vulgarmente) se nos presenta con “un par”: Decidle al Rey, al tetrarca, que lo que hago a favor de la gente lo voy a seguir haciendo hoy, mañana y pasado y que no valen sus amenazas porque tal es mi pasión por el Reino y por la humanidad que no hay lugar para cesiones. Vaya! Quién tuviera a alguien así en Europa, o en su país, capaz de sentir esa misma pasión por la misericordia a las personas y no al elenco este de burócratas que son capaces de parecer que se preocupan mientras siguen cerrando puertas, negando trabajo, quitando ayudas o privatizando la sanidad.

Jesús dijo, hoy y mañana seguiré curando, trabajando y para nosotros no existe otro mensaje, otra misiva u otra dirección que trabajar conjuntamente con Él. Y trabajemos nosotros porque ni por un momento nos paremos a pensar que aquellos del poder vendrán a arrimar el hombro, a sudar, a sufrir y a dejarse la piel, porque si en esta Europa de hoy queremos que se levanten las fronteras nos toca echarnos una mochila y marchar a pasar frío y a soportar lluvia a Croacia. Y si queremos que triunfe la libertad y que se respeten los derechos humanos también toca abrigarse, llenarse de paciencia y marchar a Kiev.

Y no hace falta marchar lejos, pues si alguno quiere quebrar la pobreza, llevar calor a la gente o cuidar de las desigualdades tiene trabajo en casa. Aquí, entre los que somos cristianos, se trabaja hoy y mañana, y pasado y al otro, porque así como Dios trabaja, y como Cristo trabaja, también lo hacemos nosotros.

Claro, en la vida siempre hay excusas, que si estoy ocupado, que si me falta tiempo, que si en otro momento… a la vida hay que ir con valentía, con pasión, con la certeza de estar participando del corazón de esta humanidad que vive con nosotros, que crece con nosotros y que sueña, como nosotros. Porque detrás del corazón de los humanos hallamos el corazón de Dios y junto al ser de Dios nuestra paz, que pasa por pacificar nuestras prioridades, porque lo más importante en esta vida eres tú, y tú, y tú que tienes tan gran valor, tan grande que dieron su vida por ti. Cómo no dar la vida!


Jesús nos ayuda hoy a dejar de lado las dudas, las excusas, los prejuicios, los bandos y los temores y nos dice qué somos llamados a hacer: a trabajar hoy y mañana y a hacerlo por el prójimo, con pasión y amor. Si queremos cambiar las cosas, atención! Que el cambio se lo damos nosotros, así que fuera esos trajes de incapacidad y a trabajar, como cada uno pueda, donde cada uno llegue, a lo que sea posible pero a trabajar, que en el cielo no entienden de prestaciones.

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