LUCAS
13, 31 – 33: En aquel mismo momento se
acercaron algunos fariseos, y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes
quiere matarte.» Y él les dijo: «Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y
llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero
conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta
perezca fuera de Jerusalén.
La verdad es que hay que quitarse el sombrero ante Jesús, y si muchas veces
lo presentamos como caballero, como maestro, como piadoso o como profeta y
taumaturgo, hoy (como diríamos vulgarmente) se nos presenta con “un par”:
Decidle al Rey, al tetrarca, que lo que hago a favor de la gente lo voy a
seguir haciendo hoy, mañana y pasado y que no valen sus amenazas porque tal es
mi pasión por el Reino y por la humanidad que no hay lugar para cesiones. Vaya!
Quién tuviera a alguien así en Europa, o en su país, capaz de sentir esa misma
pasión por la misericordia a las personas y no al elenco este de burócratas que
son capaces de parecer que se preocupan mientras siguen cerrando puertas,
negando trabajo, quitando ayudas o privatizando la sanidad.
Jesús dijo, hoy y mañana seguiré curando, trabajando y para nosotros no
existe otro mensaje, otra misiva u otra dirección que trabajar conjuntamente
con Él. Y trabajemos nosotros porque ni por un momento nos paremos a pensar que
aquellos del poder vendrán a arrimar el hombro, a sudar, a sufrir y a dejarse
la piel, porque si en esta Europa de hoy queremos que se levanten las fronteras
nos toca echarnos una mochila y marchar a pasar frío y a soportar lluvia a Croacia.
Y si queremos que triunfe la libertad y que se respeten los derechos humanos
también toca abrigarse, llenarse de paciencia y marchar a Kiev.
Y no hace falta marchar lejos, pues si alguno quiere quebrar la pobreza,
llevar calor a la gente o cuidar de las desigualdades tiene trabajo en casa.
Aquí, entre los que somos cristianos, se trabaja hoy y mañana, y pasado y al
otro, porque así como Dios trabaja, y como Cristo trabaja, también lo hacemos nosotros.
Claro, en la vida siempre hay excusas, que si estoy ocupado, que si me
falta tiempo, que si en otro momento… a la vida hay que ir con valentía, con
pasión, con la certeza de estar participando del corazón de esta humanidad que
vive con nosotros, que crece con nosotros y que sueña, como nosotros. Porque
detrás del corazón de los humanos hallamos el corazón de Dios y junto al ser de
Dios nuestra paz, que pasa por pacificar nuestras prioridades, porque lo más
importante en esta vida eres tú, y tú, y tú que tienes tan gran valor, tan
grande que dieron su vida por ti. Cómo no dar la vida!
Jesús nos ayuda hoy a dejar de lado las dudas, las excusas, los prejuicios,
los bandos y los temores y nos dice qué somos llamados a hacer: a trabajar hoy
y mañana y a hacerlo por el prójimo, con pasión y amor. Si queremos cambiar las
cosas, atención! Que el cambio se lo damos nosotros, así que fuera esos trajes
de incapacidad y a trabajar, como cada uno pueda, donde cada uno llegue, a lo
que sea posible pero a trabajar, que en el cielo no entienden de prestaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario