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viernes, 9 de septiembre de 2016

LUCAS 6, 39 CEGADOS

LUCAS 6, 39 – 42: También les contó esta parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro. ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando tú mismo no te das cuenta de la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano.


Si ser ciego lo reducimos a dejar de ver, o a no ver, esta clarísimo que lo somos todos. Bueno, salvo el choque que producen algunas noticias o imágenes que despiertan la sensibilidad del corazón de las peronas, pero sólo un poquito. La imagen de Aylan copó portadas y primeros lugares en los telediarios de todo el mundo, hoy es un recuerdo pasajero de una situación que sigue viviéndose a diario. Con aquel chiquillo sirio que aparecía en estado de shock en una ambulancia tras sufrir los efectos de una bomba tuvimos un episodio parecido y duró lo que duró, nuevamente. Igual nos pasa con los refugiados, que ya han dejado de ser la noticia que era. Pasa con Ukraina, hoy en conflicto pero ya como un poco abandonados a lo suyo. Ocurre en África, o acaso han dejado de practicar la ablación, o acaso ha dejado de existir Boko Haram?

Como sociedad estamos prácticamente ciegos si no vemos las cortinas de humo que se levantan para distraer nuestra atención de la realidad, de cuanto ocurre y sigue ocurriendo, de los derechos humanos vulnerados, de las situaciones de exclusión, de explotación… Se nos desvía, además, con tonterías de un calibre bárvaro: desde el caso Lewinsky, hace ya años, al caso Soria, más actual. Y nuestra atención perdida en la letra grande.

Ocurre también en la política, ciegos que guían ciegos, aunque de ese tema ya hablamos mucho. Pero seguimos votando y creyendo en este sistema democrático que ya no es capaz de ofrecer alternativas. ¿Cambiará algo, sea quien sea el que gobierne, si en todos hay mentira, corrupción, hambre de poder...? Claro que no! O quizás nos conformamos con mantener algunos derechos sociales.

Ocurre con el sistema bancario, que siguen aprovechándose de la situación, quebrando y cobrando, enjuiciando y denunciando a los pobres ciegos que seguimos teniendo que trabajar con ellos. Si nos cobraban la demora ahora resulta que también nos cobran la cuenta corriente. Y no importa que se les recupere con nuestro dinero, que además ese dinero sirva para pagar comisiones, que salgan Ratos o Blesas, tarjetas black o fondos buitre que, para el caso, no importa mucho porque en un mundo ciego te quitan hasta el bastón.


Pero… vivimos en un tiempo donde caben las propuestas, las iniciativas… Sacar la astilla es recuperar muchas cosas: la libertad, la dignidad, el ser humano, la vivienda, sanidad… Porque si todo lo van quitando esto es porque todo, gracias a Dios, vuelve a estar por conquistar.

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