Translate

sábado, 24 de septiembre de 2016

LUCAS 9, 43 NO ENTENDER EL LENGUAJE

Lucas  9, 43b - 45: En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacia, Jesús dijo a sus discípulos: «Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.» Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.


¿Cómo hacer de la catequesis un modus vivencial y no sólo un encuentro semanal que a veces, incluso, se hace pesado? Pregunto, en consonancia con el artículo, porque cierto es que para muchos chicos y chicas de hoy, los sábados por la tarde, esto de la catequesis se convierte en un formulismo, algo que tienen que cumplir. Puede que sea por tradición o voluntad de sus padres, o porque sus amigos y amigas participan... incluso algunos también lo hacen desde un sentimiento de esa fe floreciente, inquieta y que busca formación, expresión, comprensión. El caso es que sea cual sea la motivación primera con la que asisten a catequesis, la función de los catequistas y responsables de pastoral, comunidad… debería fundamentarse mucho más allá del encuentro sabático, en el aula de siempre, con la doctrina de siempre o con las actividades de toda la vida.

Claro, primero se necesita una buena planificación que tenga en cuenta quienes van a formar el grupo ese año y qué se quiere transmitir teniendo en cuenta que no debemos conformarnos con mantener el grupo hasta la primera comunión sino que, tras el culmen de la iniciación, el reto debe estar en conseguir encadenar estas generaciones de jóvenes que viven un proceso de fe. Por tanto, que la iniciación cristiana sea también un proceso de finalización me resulta escandaloso.

Entendemos el cristianismo como una religión que de la experiencia interior se proyecta hacia el exterior (hacia el prójimo). ¿Cómo pues tenemos una iniciación, que quiere llevarnos al Cristo resucitado y luego no haya ese proceso de exteriorización? ¿Podemos presentar la vida para, luego, darla por acabada? ¿No basta Cristo?

Tengamos por presente que toda persona, hoy, aún en este mundo secularizado, agnóstico, capitalista o feroz, busca trascender a lo que es. Lo hará mejor o peor, con más o menos recursos, dependiendo de la cultura, historia, situación personal o geográfica en la que se encuentre, pero lo hará. La paradoja de este siglo es que aunque se vive un proceso de crisis en la transmisión de a fe, cada vez proliferan más ofertas de espiritualidad, que al final son medios de acercar al ser humano a lo trascendente. Todos, todas, buscamos ese punto de llegada.

La catequesis, entonces, debe tener también esta posibilidad privilegiada de ofrecer al ser humano este imput precioso de la salvación y el amor de Cristo. No puede, por tanto, dejar de sufrir cada joven que no consigue mantener, cada vida que se trunca tras la primera comunión. ¿Quizás hayamos dejado de velar?¿Quizás nos estamos convirtiendo en este siervo que esconde el talento en un pañuelo?


Iniciativas, proyectos de pastora, comunidades que tratan de ofertar el evangelio; medios como internet, las redes sociales o el whatsupp; excursiones, retiros, meditaciones, experiencias de fe… Tenemos no sólo los medios sino que también tenemos personas y grupos implicados en conformar una sucesión entre la vida tras la iniciación, teniendo por seguro que el lugar privilegiado de la vivencia de la fe está en la vida misma. Una vida que hay que transmitir como un testigo eterno, válido, fuerte, incluso codiciable, deseable, como la perla o el tesoro escondido del que nos hablan los evangelios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario