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miércoles, 15 de julio de 2015

MATEO 11, 25 ESCONDER EL EVANGELIO

MATEO  11, 25 – 27: En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad». Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.



Decir que el favor de Dios está con los pobres, es cierto. Decir que la gracia de Dios no está con los sabios o con los entendidos, es falso. No hay que tener clichés, porque si bien defendemos el Reino de los pobres, también hay que ser conscientes que en aquel espacio de Dios hay parcelas para los ricos, para los sabios, para los científicos, universitarios, banqueros… Estoy con la mayoría que dice que es necesario reivindicar el derecho de los más necesitados, pero estoy en contra cuando ese derecho pasa por quitarles a otros el pan; Pablo dirá que en Cristo no hay ni rico, ni pobre, así que este pasaje de hoy vamos a leerlo en clave paulina, atendiendo a su escritura en el contexto determinado del evangelista.

La revelación de Dios es para todos, para todos los que la reciben según el Espíritu, en Cristo. Pero aunque sólo los pobres la recibieran, la función de estos (su comisionado) sería para hacer llegar el evangelio a los sabios y a los entendidos. Así, mientras los más humildes acercan el mensaje del Padre, los sabios y entendidos aproximan a los humildes a la ciencia, a las matemáticas, a la astrología, a… Quid pro quo; de hecho, actualmente, muchos sabios han llevado adelante proyectos de sostenibilidad para ayudar a los humildes, pero han sido parados por los poderes ejecutores, aquellos que prohíben a las personas llegar a los recursos necesarios.

Qué diferencia entre un Dios que revela, siendo Todopoderoso, y unos poderes fácticos que no lo hacen, moviendo el mundo a su arbitrio. Los intereses de Dios los conocemos y son hacer misericordia; los intereses de aquellos no, pasan por agravar la crisis, por negar ayudas, por controlar el tiempo, el dinero, el gobierno…  Quizás estos sean los que en nuestro tiempo les ha sido escondido el mensaje del Reino, porque (estaremos de acuerdo) no son como niños.

Por encima de la humanidad viven varios poderes, hoy podríamos dibujar nuestra propia representación del Olimpo griego, arriba de todo Dios, el Padre de todos, y moviendo los hilos los otros poderes, pero ya no hay un Apolo, o una Afrodita, ahora está el económico, el religioso, el petróleo… no son tan carismáticos como los antiguos, pero tienen tanto poder o más del que encontramos descritos en sus mitos. Hay un intermediario para llegar a Dios, que es Cristo,  pero hay muchos intermediarios para llegar a la vida. Muchos peajes, muchas estaciones, muchas demandas, muchos impuestos, mucha recesión, muy corrompidos.


¿Acaso también muchos evangelios?

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