Translate

viernes, 29 de abril de 2016

MATEO 11, 25 CARGA LIGERA

Mateo 11, 25 - 30: En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»



La vida puede ser como el paso de algo efímero que consumimos en pequeñas caladas, que se agotan en un cigarro. Pasan los años sin casi darnos cuenta y, finalmente, exhalamos un último aliento, quedándonos sin sabor, de nada.

Pero sin sentido no podemos caminar, no podemos descubrir, no podemos amar. Necesitamos darle un vuelco a ese cúmulo de sensaciones y responder así a la gran pregunta: ¿Para qué estamos aquí?¿Cuál es el sentido de la vida?

Por ello encuentro en la fe una actitud crucial, una verdadera opción para valientes, para aquellos que han decidido afrontar la existencia. Como si fuéramos a la gran batalla con ansias de victoria, con un deseo absolutamente radical.

Para nosotros están las grandes páginas de la historia que disponen a configurar una vida en plenitud, aunque las escribamos con dolor, aunque provengan de la ruptura y del quebranto. Qué bello es sentir, experimentar, reír… incluso llorar.

Todo respira! Todo se agradece! Todo se desea como lo hace un niño, una niñas, que se descubre, que es consciente hasta de los más pequeños cambios que acontecen como episodios de algo que es único, singular, precioso.


Ya no son caladas que claman al “tempo fugit”, son expresiones de originalidad que dejan huella, rastro, historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario