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domingo, 22 de enero de 2017

MATEO 4, 18. LLAMADOS A UN SÍ


Mateo 4, 18 - 23: Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.


Cuando alguien deja al instante aquello que era su vida para embarcarse en la aventura de Cristo no hay duda que debe suponerle un suceso maravilloso. Sólo así podemos entender que aquellos lo dejaran todo para seguir el camino de Jesús, lleno de incógnitas.

Lo bonito de este llamado está en dos motivos: el primero en que Jesús llama a personas normales, como nosotros. No se dirige a los más religiosos, ni a los más guapos, ni a los más importantes... Se dirige a un grupo de personas. El segundo motivo tiene que ver con el sí de ellos porque, como leemos, no hay condición en el llamado. Por tanto, no es por lo que podamos hacer, por cuanto podamos servir o ayudar o colaborar económicamente... El llamado es gratuito y sólo pide respuesta. O un sí, o un no.

Y nosotros, qué pedimos a nuestros amigos, amigas, familiares...? Que caminen con nosotros o, quizás, una contraprestación? Los invitamos a caminar o les exigimos la fe y sus virtudes?

Es fácil hablar de la gratuidad, pero ya no es tan sencillo darla o vivirla. De este llamado del Maestro no salen segundas intenciones. Será desde la narración de su vida que aquellos vivirán su particular intimidad con Dios y su propio camino de conversión y de fe. Como una catequesis vivencial, nada que ver con la que se promueve muchas veces en nuestras comunidades. Y ello cuando a la respuesta se da un sí.

Y si fuera un no? Pasamos de ellos, los apartamos, los damos por imposible?

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