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martes, 31 de enero de 2017

MARCOS 5, 21. LA HIJA DE JAIRO

Marcos 5, 21 – 24: Después de que Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, se reunió alrededor de él una gran multitud, por lo que él se quedó en la orilla. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies, suplicándole con insistencia: —Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para que se sane y viva.  Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, la cual lo apretujaba.


La experiencia del dolor puede llevarnos a creer en cualquier cosa. Son momentos extremos en los que el ser humano necesita una respuesta que de algo de luz al problema del trauma. Y aunque algunos puedan iluminar ese momento con su optimismo y entereza, lo cierto es que todos sucumbimos ante la desolación, la muerte, la enfermedad o la pena. No hay vuelta de hoja.

La Biblia esta llena de paradojas, aunque ésta de encontrar la esperanza en el dolor es una de las más recurrentes. Pero, ¿es necesario hacer experiencia de dolor para necesitar a Dios? Sin duda que no.  Y a pesar de que abundan los ejemplos no debemos dejarnos llevar por la tendencia de la cruz, si es que puedo llamarla así. La cruz es de Cristo y en Cristo la nuestra misma. El mensaje de liberación de Jesús traspasa la experiencia del madero y por este motivo celebramos la resurrección. Suficientes problemas lleva la vida como para reducir el conocimiento de Dios al dolor humano.

Esta claro que Dios nos ayuda a vencer las dificultades, a romper nuestras prisiones, a reponernos en el gozo y a hacer experiencia de la salvación. Para quienes creemos, toda acción nos lleva al Trascendente. Pero no reduzcamos nuestra fe a un Dios salvavidas, porque muchas veces podemos sumar al dolor la decepción. Mas bien atendamos a lo que nos depara la vida, de bueno y de malo, para habilitar lugar al agradecimiento. Si vivimos, lo hacemos según las reglas de la vida.
Quien tenga necesidad de recurrir a Dios en tiempos difíciles que lo haga, pero que no olvide que va a tener que pasar por lo inevitable, por la experiencia del dolor.

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