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jueves, 13 de agosto de 2015

MATEO 18, 23 TEN PACIENCIA CONMIGO

MATEO 18, 23 - 29: Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió. Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré.”



Si pudiéramos poner nombres concretos a estas parábolas del dinero, hoy nos referiríamos al conflicto entre la Unión Europea y Grecia, por ejemplo, y sus múltiples disputas y posiciones entre el FMI, Francia, Alemania o Mariano Rajoy, siempre en el candelero. Aunque en el saco también podríamos poner al Barcklays, a Lemman Brothers, a las renegociaciones de deuda, a los bancos, a los fondos buitre, a los ayuntamientos y al ministerio de Hacienda, entre otros. Ejemplos de aquellos que no dudan en estrangular al deudor, pues como fieras se agarran al cuello, implacables. Tanto les da que la gente pierda su casa, que la gente no coma, que los comerciantes quiebren, que los autónomos sean castigados… En nuestro mundo, Goliat viste de traje y corbata.

Si soy muy sincero, echo en falta a más de algún David que tenga preparada la honda y la piedra para acertar entre ceja y ceja a este gigante económico que nos grava, nos afrenta, nos ahoga, y nos lo quita todo. ¿Dónde estás, David?

No puedo creerme que haya un solo cristiano en alguna de esas entidades que no conozca este pasaje, que no conozca a Jesús, porque su alguno piensa en declararse cristiano, por favor, que se lo piense y repiense porque esta clase de cristianismo que vive de la opresión, del gravamen, del desahucio, o de los embargos parece que se ha pasado todo el tema de la cruz por la tangente. Así que hagan el favor de no llamarse seguidores de Cristo, llámense como quieran, pero no se relacionen con esto de entregar la vida a los demás.

Claro, a uno le pueden tomar el pelo y seguir haciendo misericordia, seguir compadeciendo al que nos debe, seguir siendo paciente. Pero a uno no pueden dejarlo sin casa, sin agua o luz, o sin comida y encima pidiendo que se les rescate, cuando cada inyección de dinero primero cubre sus sueldos, sus primas, sus objetivos…


Jesús dijo mansos, no mensos; buenos, no tontos; así que vamos a ver si de una vez nuestros pastores, nuestros sacerdotes, nuestros obispos… o en cada audiencia en el Vaticano, hacen el favor de evangelizar a tanta personalidad, a tanto político, a tanto director general que si hubieran vivido en tiempos de Cristo lo hubieran, primero hipotecado, y después reventado a intereses. 

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