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martes, 2 de mayo de 2017

JUAN 6, 30 EL PAN QUE SACIA

 Juan 6, 30 - 35: EN aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».


En esta máxima del Jesús que sacia nuestra vida siempre hay una terrible discusión emergente, que consideremos nuestra verdad como la única e indiscutible y que, desde esa convicción, menospreciamos otros caminos de acceso al Trascendente que, por qué no, también pueden se válidos. La posesión de la verdad, desde luego, no nos pertenece. La verdad, en sí, debe ser amplísima a la par que desconocida en gran parte. El Misterio sigue siendolo y nuestra experiencia de fe es sólo eso, una vivencia personal a la luz del Cristo.

Llega a asustarme, muchas veces, la intransigencia que muestran determinados sectores en todas las alternativas espirituales al alcance del ser humano. No sólo no se respetan sino que todas tratan de defender algo que se escapa a la comprensión. Quizás cada religión tenga un tanto por ciento de la verdad pero, desde luego, no toda. Quizás, pienso otra vez, no acabemos de interpretar bien todo este pasaje del pan de vida, del agua que sacia porque... Qué quiere expresar el evangelista sino una convicción de fe? Podemos aferrarnos a ella pensando en la eficacia de la afirmación? No nos interpela la misma experiencia creyente a pensar que, si los caminos de Dios son inescrutables, ese Camino que es Jesús no pueda tener otras formas, puertas, accesos...?

Creo que Cristo basta, que Cristo colma la vida del ser humano, por supuesto. Creo, también, que en este camino de lo mucho que nos queda por aprender no somos quienes para negar, apartar, o enterrar otras propuestas, otras vías de espiritualidad, otras experiencias de fe. No hace el alfarero como quiere? Alguien le da a Dios sabiduría? Alguno se le hizo cercano en la creación?

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