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miércoles, 26 de noviembre de 2014

MATEO 12 - QUIEN HACE EL SABADO?

Mateo 12.1-8 Los discípulos recogen espigas en el día de reposo: 1Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados en sábado. Sus discípulos tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas. 2Al ver esto, los fariseos le dijeron: ¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado. 3Él les contestó: ` ¿No han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre?´ 4Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos sino sólo a los sacerdotes. 5¿O no han leído en la ley que los sacerdotes en el templo profanan el sábado sin incurrir en culpa? 6Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo. 7Si ustedes supieran lo que significa: "LO QUE PIDO DE USTEDES ESMISERICORDIA Y NO SACRIFICIOS ", no condenarían a los que no son culpables.8Sepan que el Hijo del Hombre es Señor del sábado.

Bien podría llamarse este pasaje: Jesús devuelve al hombre su dignidad, aunque los redactores, aquí, han querido destacar más la problemàtica propuesta en el día de reposo judío. Deberíamos entonces escribir a cerca de la ruptura del “sabbath”? Por supuesto, pero no es nuestra intención. Creo que es mucho más importante ver cómo Jesús reclama para el hombre, que se le devuleva lo que es en esencia, libre.

Todo parece indicar, como vemos a lo largo del evangelio, que los redactores del evangelio seleccionaron estas situaciones del sábado para ilustrar como Jesús confrontaba y trataba con los líderes religiosos, sectas y tradiciones del Talmud. Las buenas nuevas de Jesús eran distintas del legalismo y ritualismo de las tradiciones Judías (véase Mateo 5:21-48). Y para la comunidad cristiana, proponer la novedad de Cristo era para devolverle a mujer y hombre su importancia y primacía en cuanto creación amorosa de Dios.

La esencia de la vida está en el ser humano. La clave cristiana está en el ser humano. Y Dios se encarnó en Jesús por amor a este ser humano. Y no hay mayor verdad que esta: que Dios creó al hombre por amor, para que este fuera capaz de amar.

Pero el hombre pronto se olvida de aquello para lo que está llamado, y entreteje una complicada telaraña de formulismos, de leyes, de preceptos… Ahora no puedes caminar más de tantos metros, ni arrancar espigas en sábado, ni sanar el día de reposo… En definitiva, torpezas que nos impiden amar al otro. Pues qué es más importante dirá Jesús: la misericordia? El amor? O una formula?

Piensa ahora, cuando antepongo mi trabajo, cuando lo primero es el dinero, cuando encuentro cosas más importantes que dedicarle tiempo a mi hijo, cuando llegar a un sitio impide dedicarle algo de mi tiempo a quien lo necesita… Y estoy diciendo que todo esto es más importante que la vida humana, que mi salud, que mi familia, que mi misma intimidad? Y cuántas cosas hay en mi vida que me privan de mi, que me sujetan al sabbath y que las veo normales?

Nos olvidamos del hombre, estos mismos judíos se olvidaron del hombre. 
¿Qué es el hombre? Dirá el salmo 8, pero 
¿Quién es el hombre para que te acuerdes de él?

Es mi familia diría Dios, es mi hijo, mi hija. Y ¿Quién es el hombre para que tú, hermano, o hermana, te olvides de él? O qué es el ser humano para que el whatsupp, el teléfono, o intenet puedan ser un vínculo mayor que el propio ser humano. En cuántas ocasiones mi actitud me deshumaniza, y no sé en qué me convierto. Me olvido de esa declaración de Jesús, me olvido de ese clamor de Cristo: Tú, eres más importante que todo.

Y me invita a romper con estas actitudes que son como aquellas tradiciones. Si supierais qué quiero, dirá, no sacrificios. No sacrifiques tu vida, no prives a tu libertad. No condiciones tu ser humano, lo que eres. Tu identidad es también un don precioso de Dios, y Dios te la ha dado por algo, eres único, eres única, no pierdas nunca tu unicidad. Si el amor de Dios se manifiesta a través de ti, lo hará siempre por cómo eres, no por lo que pretendes ser, o por lo que te has olvidado de ser. Jesús reclama al ser humano: recupera lo más esencial de ti mismo, no permitas que te condicionen, porque lo más importante es la persona. Eres tú!

Misericordia, Quiero misericordia, no sacrificios.


Vuelve tu mirada al ser humano, vuélvela con amor. Mírate, ves al espejo, lávate la cara, sonríe y mírate. Tú eres el sábado, el sábado no eres tú.

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