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sábado, 13 de diciembre de 2014

MATEO 11, A QUE COMPARARE ESTA GENERACION?

Mateo (11,16-19): En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores." Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.»

El ser humano se muestra muchas veces insatisfecho con la vida, con el trabajo, con el dinero, con lo que crea... Y es curioso que sea así porque tenemos el privilegio de participar de una especial forma de Dios, la de creadores, o hacedores. El ser humano puede crear, y ser creador, es como poder participar del mismo poder original de Dios. A imagen y semejanza, participamos de la naturaleza de Dios, y en este signo podemos comprobar que somos hijos suyos, porque de Él heredamos esta capacidad de crear.

Y digo curioso, porque cuando Dios creó, en el relato del Génesis, podemos leer que la consecuencia de la creación fue buena, y como Dios vió que era bueno, descansó. Por lógica el ser humano, que tiene esa capacidad creadora, habiendo visto nacer algo de su propia mano también debería demostrar esa capacidad de descanso porque lo que ha hecho es bueno.

Lógicamente, pero, el hombre no descansa porque no todo lo que crea es bueno, ni tiene buen fin, ni tampoco buenas intenciones, formas... De la potestad creadora, bella y especial con la que Dios nos concede “poder hacer”, el hombre convierte esa posibilidad de sus manos en explotación infantil, trabajos forzados, castigos, opresión... dominio.

La herencia creadora de Dios se transforma en poder, y cuando algo deviene en poder surgen los poderosos, y con ellos otro tipo de nacimientos, que acaban por someter. El poder crea para asegurarse continuidad, posición, estatus, riqueza... Pero ésta es la antítesis de la creación, que debiendo ser buena, se vuelve insatisfactoria, y el hombre no puede realizarse porques u creación no está bien.

Así, en este clima insatisfactoria, el ser humano pierde la perspectiva de la realidad, se insensibiliza, de deshumaniza, cae en redondo. Y no puede disfrutar, ni percibir, ni tan siquiera darse cuenta, actuar, o volver en sí. Está incapacitado. Y fruto de esa vida no saciada, surge la parsimonia y el conformismo, y todo es llano, normal, asumido y no hay nada que llene el corazón.

Vino Juan el Bautista que no comía ni bebía y luego vino Jesús y lo acusamos de comedor y bebedor. Y ni me gusta uno ni me gusta el otro, ni fú ni fá. Esta humanidad se ha vuelto demasiado hipócrita, tanto que siempre tiene una excusa para no participar  de nada. Ni del asceta, ni del otro que siempre está de celebración.

Antiguamente la plaza era el lugar de reunión, donde se encontraba el pueblo, donde se comerciaba... Pero en el corazón del pueblo ocurre que se ha instaurado la insensibilidad, y ya ni escuchan la melodía de la flauta que invita al baile, ni se conmueven con el llanto que provoca la injusticia social.

Como hoy, que estan echando a miles de familias de sus viviendas y no ocurre nada de nada. Y se está actuando inconstitucionalmente, contra los derechos fundamentales de las personas, y se está favoreciendo a los bancos, y la sociedad no llora, aquí muy pocos son los que lamentan de verdad que se esté ajusticiando la vida de las personas. Se está matando al pueblo, a niños, a familias enteras... se está atentando contra el ser humano, y cantamos lamentaciones, pero no se llora.

Y aún surgen otras opciones en política, y los poderosos las critican, y les dicen: demonio tienen! Y los acusan de comedores y de bebedores, y de buscar el beneficio de los pecadores, de los publicanos, de las prostitutas, de la gente…

A ustedes, poderosos, grandes  capitales y partidos políticos, podridos, engordados de poder, corruptos, malhechores, sinvergüenzas, que están dejando a la gente en la calle, sin empleo, sin dinero, y con deudas, usureros!  ¿A qué les compararé? ¿A qué compararé a esta generación?

Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

Pero no olviden que los hechos dan la razón a la sabiduría de Dios. Y otro día ya tocaremos esta parte.

Dejen de matar al ser humano, dejen de echar a la gente de sus casas, empiecen a tener un mínimo de vergüena!

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