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viernes, 5 de junio de 2015

MARCOS 12, 35 A LA DERECHA, SENTADOS

MARCOS  12, 35 – 37: Mientras enseñaba en el templo, Jesús les propuso: —¿Cómo es que los maestros de la ley dicen que el Cristo es hijo de David? David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró: »“Dijo el Señor a mi Señor: ‘Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.’ ” Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo? La muchedumbre lo escuchaba con agrado.



A lo largo de este curso ya hemos abordado el factor humano dentro de la profecía, o del Salmo, o de lo que se afirma del Cristo. Cristo no puede sentarse a la derecha de Dios porque en Cristo no habrá esa necesidad. Tampoco necesita un lugar de honor como heredero de la corona del Reino de Dios. Si acaso, si tuviéramos que invertir este pasaje, diríamos que en Cristo la derecha es para sentarse al lado de la necesidad, para hacer de estrado o para consolar (nos valdrían las dos). Por tanto, sentarse a la derecha no debería tener la raíz en David, sino en los pequeños del evangelio.

Miren, en nuestro tiempo aquella vieja necesidad de entronizar a Jesús debería vestirse más o menos al revés, hay que bajar a Cristo del trono porque bajando al rey también bajan los súbditos. Hay un efecto de transferencia, o de traspaso, o de participación que si baja el Rey, también baja la cúpula, también bajan los consejeros y también termina bajando el pueblo. Bajar, bajar hasta tocar en tierra y necesariamente pasar por la humanidad. Es decir, que lo importante hoy es atender a un Reino que empieza porque Dios decidió traspasarlo como ser humano, y como ser humano pobre (o humilde). Y no sólo humilde sino que cercano y compasivo, y no sólo eso sino que siendo Hijo es hermano mayor de muchos pequeños a los que asiste como tutor.

Hoy en día hablamos de realeza y se me eriza la piel, me pongo malo. Será posible que todavía exista la palabra lacayo, en este siglo que ha superado tantas desigualdades. No debería haber cabida para semejante desigualdad, porque ni es democrático, ni es necesario. Más bien podría repartirse ese pedazo de riqueza que se destina en los presupuestos generales. Oigan, vivirían igual de bien en una casa con piscina y un sueldo de tres mil euros al mes. Aunque la realeza es sólo un ejemplo, porque también están los diputados, los que fueron diputados, los ministros, los presidentes y los ex presidentes… vamos, tenemos una lista muy larga de personas e instituciones que SI quieren sentarse a la derecha, porque siendo herederos se vive muy bien. Mientras papá tenga dinero, parece que la derecha está a rebosar.

Desde esa posición y con esta óptica, entenderán que los gobernantes no están por la labor de entender a una familia que se queda sin luz, a un autónomo que no puede pagar el recibo, a una madre que no puede alimentar bien a su hijo, a jóvenes cada vez menos preparados, a la imposibilidad de mantener un negocio, un sueldo, una letra. ¿Cómo se van a preocupar de todo esto? Entiendan que para esta gente no existe la proximidad con la vida real, ni el sufrimiento, ni el esfuerzo, ni nada de lo que se está viviendo en muchos países.



Quizás todo cambiaría si viéramos a un ex presidente, en lugar de haciendo una conferencia en GeorgeTown, haciendo cola en Caritas para recoger comida.

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