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sábado, 17 de febrero de 2018

MARCOS 1, 12. CREER

 Marcos 1, 12-15: En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»


Estamos en el tiempo de la especial dedicación del corazón para tratar de recogernos y vivir una etapa de interiorización desde la que cobrar nuevas fuerzas en nuestra misión. Hoy inspiramos la vida para, en unos días, exhalarla desde lo más fondo de nuestro ser, devolviendo esta vida que nos es dada como don precioso. Es el tiempo de meditar acerca de muchas cosas, pero sobretodo de aquellas en que nosotros mismos propiciamos la cruz. Cuando no amamos, cuando no ayudamos, cuando no construimos Reino en definitiva. Por ello podemos volver a disponernos de tal manera que transformando el corazón lleguemos a ser personas de resurrección.

Porque de nada sirve atravesar el desierto, hacer ayuno... si mi vida no habla el lenguaje de Dios. En Juan arrestados un mensaje de penitencia y de cambio externo, de actitud. Y con Jesús inauguramos otro ámbito en el que vamos a ser transformados en fiesta para compartir con los demás la Buena Noticia.

Que nadie se apene, se entristezca, llore o lamente, porque todo esto será por un momento, solamente. Mas bien preparemonos para amar, festejar, ayudar y trabajar para un mundo que necesita pasión de resurrección.

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