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sábado, 5 de septiembre de 2015

LUCAS 5, 1 ENTRE EL SABADO Y EL HAMBRE

LUCAS 6, 1 – 5: Un sábado, al pasar Jesús por los sembrados, sus discípulos se pusieron a arrancar unas espigas de trigo, y las desgranaban para comérselas. Por eso algunos de los fariseos les dijeron: —¿Por qué hacen ustedes lo que está prohibido hacer en sábado? Jesús les contestó: —¿Nunca han leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre? Entró en la casa de Dios y, tomando los panes consagrados a Dios, comió lo que sólo a los sacerdotes les es permitido comer. Y les dio también a sus compañeros. Entonces añadió: —El Hijo del hombre es Señor del sábado.



La actualidad podría llevarnos a representar en esta parábola lo siguiente: que los discípulos que arrancan espigas para comer son éstos inmigrantes que desean acceder a un futuro y que los fariseos, por hacer una similitud, son desde el trayecto a recorrer (entre pateras, naufragios y mafias organizadas) o los países a donde llegan, o la misma Unión Europea. Pero no sólo debemos quedarnos aquí sino que esos discípulos de Jesús que tienen hambre son todas aquellas personas que en nuestro país, en nuestra ciudad, no tienen acceso al trabajo o a la vivienda (ni a la comida) y que los fariseos, o los maestros de la ley, son desde los gobiernos, los lobbys, o la banca que rápidamente quieren lanzar la hipoteca, o ejecutarla… Así, mientras el mundo gime resulta que tenemos a estos ortos implacables que quieren aparentar ser lobos con piel de cordero.

Los campos de trigo son los recursos, la comida, el agua, la electricidad, la vivienda, o el futuro y estos campos garantizan la supervivencia del ser humano; los fariseos, estos poderes, recriminan a la humanidad su deseo de acceder a los recursos, tienen capacidad para limitar, para quitar o para recortar y así nos dejamos conducir año tras año, si el sábado es de alguien será porque es de ellos. Jesús, y el evangelista, llevan más de dos mil años recordándonos que no hay mayor poder que el de Dios, y que lo que Dios quiere es la plenitud y la felicidad del ser humano por tanto, que el sábado se hizo para el hombre y la mujer y no al ser humano para el sábado.

Pero no ocurre así, ¿cierto? Somos esclavos de muchas cosas, de muchos poderes, y somos esclavos de nuestra falta de iniciativa, de reivindicación, de pelea o de lucha: dejamos que nos roben la cartera. Que sube la luz, vale; que sube el transporte público, venga; que recortan los salarios, de acuerdo; que nos ahogan los impuestos, qué le vamos a hacer; que nos echan de nuestras casas, haber pagado; que no se ayuda a los refugiados, no es mi problema… La verdad es que podría seguir y seguir y seguir.
¿De quién es el sábado?

Amados y amadas hay que empezar a despertar, es el tercer propósito del año: si el primero es enseñar y el segundo es curar, ahora hay que despertar porque al ser humano le han robado el sábado. Se lo han robado!! Mientras en el hemiciclo siguen reuniéndose con traje y corbata + menú de 30€ + coche + escolta + pensión vitalicia + …  el resto de la humanidad se debate entre la vida y la muerte. ¿Acaso no es momento para que nos regresen el sábado?¿Acaso necesitamos más para salir a la calle?


Vayan a la calle, pasen por sus prados y cojan las espigas y coman, coman. Hay que salir de la cama, lavarse la cara, vestirse y despertar. Despertar!!!!

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