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domingo, 3 de septiembre de 2017

MATEO 16, 24. DESTINO A LA CRUZ

 MATEO 16, 24 – 28: Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino.


De todos los evangelios, el de Juan es el que mejor deja impreso el destino de muerte del discípulo de Jesús en la parábola del buen pastor. Mateo, en este caso, propone la cruz como destino de gloria. No es que los autores utilicen una imagen, o compongan una metáfora, no. Los autores nos indican que compartir destino con Cristo es unirse a su muerte, morir en definitiva.

Durante muchos siglos, incluso a día de hoy, el cristianismo (o algún sector del cristianismo) sigue haciendo incapie en el sufrimiento y la cruz como señales del buen discípulo. Dicen que el cristiano debe sentirse incómodo, debe saber que lo van a afrentar, ha de soportar la prueba, el dolor y el mal, incluso ha de dar su vida.
Claro, todo ello desde el amor que parece que le da un tono como más carismático a su discurso. Honestamente, creo, que hoy en día hay que rectificar de este error. Y lo digo sabiendo que siguen habiendo muchas muertes, muchos mártires, que han entregado y entregan su vida por una buena causa, en favor del amor, a causa del prójimo… Me quito el sombrero.

Con todo, sigo, ¿es necesario seguir buscando mártires?¿la evangelización debe ir por delante de la propia vida? Me asaltan preguntas cada vez que leo una nueva noticia de mortandad sea en África, en Siria, o en cualquier lugar del mundo. ¿Buscar la muerte realmente es de Dios? ¿Es lo que espera Cristo de la cristiandad del hoy?

Cada cual podrá optar por lo que quiera hacer de su vida, desde luego, pero me espanta que se llegue a formar a alguien para dar su vida en un siglo que no tiene esa necesidad. Me asusta que se pueda buscar mártires con el conocimiento que tenemos del mundo. ¿No hay más formas de ayudar y más eficaces que morir?

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