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miércoles, 23 de mayo de 2018

MARCOS 9 38. EN TU NOMBRE

 Marcos (9,38-40): En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.» Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»



No produce mayor gozo que el ver a las personas trabajar y dedicarse, donarse, hacia los demás. Es como un algo pegadizo que hace que otros se terminen moviendo al son de aquellos que se solidarizan, que actúan, que celebran el ágape de la vida con sus iguales. Como cristiano creo que el verdadero impacto está en esta actitud, en la de gozarse con los demás porque participamos de una misma mesa.

Claro, para ello debemos superar las antiguas y primeras luchas en las que contienden aquellos que quieren tener la razón, ostentar un poder, decir a los demás cómo y qué pensar. Pero más allá de estos sujetos creen ustedes que alguien deba molestarse por participar de una humanidad sensible? Por supuesto que no, deberíamos aplaudir y apoyar tantas iniciativas y personas que hacen mucho bien para los demás.

La verdad, la única verdad, no es aquella que podamos llegar a poseer por el influjo de las filosofías, de las armas, de la religión… No viene dada por ningún gurú o por ninguna sede, por más santa que sea. La verdad se distribuye en la realidad del mundo graciosamente, como Dios quiere distribuirla. En diversidad de dones, de pensamientos, de colores, de olores, de formas de hacer. Por ello, no tengo dudas que quien más ama está más cercano a la verdad que quien más estudia, que quien más piedad profesa, que quien más pompa tiene…

Dejemos a las personas hacer, respetemos su libertad, permitamos que cada cual sea aquello que tiene que ser, vivamos con la máxima armonía, con deseo de solidaridad, con ánimo acogedor, con voluntad de amar y la verdad, llámenla como quieran, será suya. Se imaginan esta misma pregunta en otro orden? Maestro, hemos visto a Dios sanando enfermedades, dando de comer al hambriento, transformando corazones… y se lo hemos querido impedir.

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